147- CÉLULAS EMBRIONARIAS. Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich, de la provincia de Burgos.
La política suele ser el juego macabro a oponerse en función de quién lo dice... y no del contenido de cuanto se dice. Cada uno se toca donde le duele. Y donde a mí me duele, no les duele ni a los partidos, ni al Gobierno, ni a la Iglesia, que no tiene poder político pero cuyo poder de opinión es pesado (doble aceptación del vocablo) y, a veces, poco consecuente con la ideología de Jesús de Nazaret. Soy católico practicante y tengo derecho a crítica en ese campo.
Y siguiendo la regla general de que cada uno se toca donde le duele, para mí, "¡viva la selección futbolera!", pero si pierde, no pasa absolutamente nada: ni suben ni bajan los garbanzos. ¿Y la huelga general? No tengo salud para trabajar. Aún así, cuando escucho la versión del Gobierno, le doy la razón. Y sin embargo, cuando atiendo la voz de los Sindicatos también estoy con ellos. ¿Y para qué voy a comerme el coco cavilando sobre quién de ambos lleva una pizca más de razón? No podré hacer huelga ni tampoco nadie podrá ponerme un mal rictus por no hacerla. Y al fin y al cabo, me digo que para los trabajadores de a pie todo será como en el dicho popular: "lunes y martes, y después como antes".
Y si yo también me toco donde me duele, ¿cuál es la diferencia?. Está muy claro: Yo no represento a ningún ente público, donde, por bien de todos, debiera imperar el llamado sentido común. ¿Dónde aprieta mi zapato? Como enfermo degenerativo progresivo y como Presidente de una Asociación de pacientes y familiares de ese tipo, Federación Española de Ataxia (FEDAES), me quejo por la negativa del Gobierno a tocar las leyes sobre investigación con células embrionarias y a regular la clonación terapéutica. Al Gobierno no le importa nada perder los puestos de cabeza en investigaciones sobre estas materias... que se fuguen sus mejores científicos hacia países con legislaciones más avanzadas en este campo... o perder las suculentas ayudas aprobadas por el parlamento europeo solamente para países cuya legislación permita investigaciones de esa especie. Y es que esta clase de enfermos pesa menos en las urnas que una brisa de viento al atardecer.
Aquí en España se tirarán por caducidad las células embrionarias existentes en lugar de permitirse investigar con ellas. Aducen que hay que defender la vida. Mientras las tiran por caducidad porque hay que defender la vida, paradójicamente, los pacientes (sí, eso, los vivos) se mueren por negar una investigación sumamente prometedora en busca de remedios. ¡Ahí, a ellos no les aprieta el zapato... ni aún siendo organismo público, donde, por bien de todos, debiera imperar el llamado sentido común!.