57- LOS MONJES MARCADOS. Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich.

Había una vez un monasterio en el que vivían un grupo de cincuenta monjes. Todos ellos eran especialistas en lógica matemática y tenían voto de silencio. Pero el voto era muy estricto: no sólo no podían hablar entre sí; tampoco podían intercambiar mensajes por procedimiento alguno. Ni por escrito, ni por señas, ni por ningún otro método. Además, como sólo cultivaban el espíritu, tampoco tenían espejos ni manera de contemplarse a sí mismos. Solamente hacían una comida al día. En el refectorio común, todos comían a la vez en una enorme mesa redonda. El resto del día lo pasaban orando y estudiando lógica en sus celdas.

Pues bien, el domingo de resurrección recibieron la visita del abad de la orden, el cual estaba liberado del voto de silencio. Cuando estaban reunidos en la mesa del comedor, les explicó lo siguiente:

- Queridos hermanos: Esta noche ha bajado a la tierra un ángel y ha marcado a alguno o algunos de vosotros con una mancha en la frente. Esos son los elegidos para la peregrinación anual a la ermita de la cumbre. Cuando sepáis a ciencia cierta quiénes sois todos los elegidos, debéis partir inmediatamente hacia dicha ermita todos juntos.

Tras oír las palabras del abad, siguieron comiendo con normalidad y volvieron a sus celdas. El abad se marchó inmediatamente. La plácida vida del monasterio siguió sin cambio alguno hasta que un determinado día acuden a comer diez monjes menos que habitualmente: todos comprenden que son los elegidos los que han partido.

PRIMERA PREGUNTA: ¿Qué día de la semana faltaron los monjes elegidos?.

SEGUNDA PREGUNTA: ¿Cómo supieron que eran ellos y sólo ellos los que debían partir?.

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