804- LOS CANGREJOS. Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich.
Darío, 4/II/2000, escribió:
"Un abrazote de Darío [[que se acuerda con muchísima nostalgia, de aquellos cangrejos que antaño poblaban el Odra]]. Para los del otro lado del Charco: Hasta hace unos casi cuarenta años teníamos en nuestros ríos un cangrejo exquisito, importaron otra variedad a la que llaman cangrejo americano, que acabó con los autóctonos. Ahora tenemos ese no ya insulso, sino desagradable espécimen". (Darío).
He estado revisando mi vieja colección de fotografías. Viejas por dos motivos: Viejas, por el tiempo pasado desde su impresión, y viejas, porque son imágenes de antiguos trastos que pueblan los desvanes de estas poblaciones rurales y no pasan de ser instrumentos inútiles cuyo uso no puede ser otro que almacenar telarañas reposando en el olvido. A lo sumo, los desempolvarían para pasar a engrosar el número de objetos de algún anticuario que haga negocio a costa de coleccionistas nostálgicos. En mi álbum hay cribas de piel, una "macal" para hacer adobes, una carraca para tocar a los oficios religiosos de la Semana Santa, una brega para amasar el pan, calderas de cobre para cocer las morcillas, mesitas apropiadas para hacer el queso. Lavaderos para lavar la ropa en el río, garias, horquillos de madera, yugos, viejos aperos de labranza, etc. La foto dentro de mi colección que hoy llama mi atención, es la de unos reteles. ¿Que pasó con nuestros cangrejos?.
La responsable se llama afamicosis. ¿Qué es la afamicosis?. El cangrejo "rojo", el que actualmente se comercializa en las pescaderías, era criado en los modernos criaderos por ser más rentable. El daño llegó cuando esta clase de cangrejos fue lanzada a ríos y arroyos para potenciar la recría de estos crustáceos. Tal daño residía en que este cangrejo "rojo" es resistente a padecer la enfermedad conocida como afamicosis, pero puede ser portador del agente transmisor de ella. Esta enfermedad resultó tan grave que llegó a eliminar totalmente la existencia de nuestros cangrejos, llamados "autóctonos", que antes eran tan abundantes que en su pesca se contaban por docenas, como los huevos.
Estos cangrejos "rojos" (por el color de su caparazón), también llamados de las Marismas, son apodados "americanos". Son de poca carne, de cola estrecha, de caparazón duro, y fuertes y grandes pinzas vacías. Muy poco tiene que ver el gusto de estos crustáceos "rojos" con el delicioso sabor de nuestros cangrejos "autóctonos" de caparazón oscuro.
Hoy se venden cangrejos en las pescaderías, pero "rojos" y sin vida. Sin embargo, es muy fácil hallarlos vivos en mercados de estraperlo. Ocurre que la gente de aquí estaba acostumbrada a echar vivos los cangrejos a la cazuela de guisar y les repugnan los cangrejos muertos. La historia de vender sin vida el cangrejo "rojo", es así: La Junta de Castilla y León, no quiere correr riesgos de que nadie repueble los ríos de sus provincias con este tipo de cangrejos. Tal ley es inútil: La Administración, como siempre, no se entera de que se venden vivos (aunque más caros, claro), en los mercados clandestinos.
Por desgracia, los ensayos por repoblar nuestros ríos se llevan acabo con el cangrejo "señal", ya que no es posible hacerlo con el "autóctono". Del cangrejo "autóctono" sólo quedarían algunos ejemplares donde apenas interviene la mano del hombre. Aparte de ser muy difícil su adaptación a un nuevo ambiente y de que siempre sería posible arrojar cangrejos "rojos" al agua, la afamicosis ha afectado también a otras especies de crustáceos que les trasmitirían la enfermedad.
Aún así, hemos de reconocer que en aras de la "dichosa" competitividad, en las zonas agrícolas en los últimos años se han cometido auténticos desmanes ecológicos que harían casi imposible el desarrollo de los cangrejos "señal". Se trata del masivo dragado de ríos y arroyos para evitar inundaciones en las fincas. Esto, aparte de destruir el hábitat de los antiguos cangrejos (cuevas), el fluir sin obstáculos del agua de ríos y arroyos no es propicio para el sistema de tojos que estos crustáceos necesitan en caudales irregulares. El colmo de los colmos lo pone la excesiva contaminación de las aguas. Se trata de cursos de agua que, aunque se desbordan con lluvias intensas o con los rápidos deshielos de las nieves, tienen escaso caudal durante los meses secos... y existen vertidos, al tratarse de municipios pequeños, alrededor de 60 a 100 habitantes, sin poderío económico de ninguna clase para amortiguar una depuradora. Me temo que, salvo en ríos de montaña, en estas tierras de tradición cerealista nos quedaremos sin cangrejos.
Yo me conformaré con ver la fotografía de los reteles mientras recuerdo el olor a restos de comida empleaba como cebo en las tardes de pesca. Esta noche mientras intento dormirme, contaré cangrejos por docenas, en lugar de contar ovejas. Recordaré también, cómo otros más atrevidos que yo, al margen de la ley, los buscaban a mano en sus guaridas con el riesgo de sacar una culebra.
Todo esto me recuerda el chiste gráfico aparecido en los periódicos cuando en enero de este 2000, la caída de un árbol mató al último bucardo (especie de cabra de los Pirineos):
- Jo, Manolo, la naturaleza ni es sabia ni es nada: El otro día se extinguió una cabra en los Pirineos. ¡Con la cantidad de cabrones que hay en este país para poder extinguir!.