822- EL BOMBARDEO DE YUGOESLAVIA. Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich.

"Dedico este texto en plena consonancia con sus ideas
a Luis Eguiguren, que hace unos días nos proponía
guardar un minuto de silencio por la paz". (Miguel-A).

Cuando suceden hechos como el bombardeo de Yugoeslavia, uno no sabe bien a qué carta quedarse. Le parecen remedios incomprensibles para situaciones más incomprensibles todavía. Puede parecer matar moscas a cañonazos. Y sin embargo, mi mente no alcanza a ver ninguna otra solución práctica. Intuyo que la buena voluntad y las demás recomendaciones evangélicas ya no son aquí soluciones suficientemente fuertes para acabar con el conflicto. Son excelentes medidas, pero únicamente de carácter preventivo.

Se diría que el fin nunca justifica los medios. Sí, ¿pero cómo la Comunidad Internacional puede permanecer impasible ante el éxodo masivo de los Kosovares?. El remedio podría ser peor que la enfermedad, pero el peor de los posibles remedios sería cruzarse de brazos. No se me ocurre otra cosa que decirle a un tal Milosevic: "Ponte bien, y estáte quieto". Sería inútil. Si no hace caso a los regalitos explosivos de la OTAN, las advertencias de un Don Nadie serían como predicar en el desierto. Y me temo que el tal Milosevic es más desierto que el desierto cuando, con razón o sin razón, permite que una fuerza con diferencia abismal a la suya continúe bombardeando a su pueblo por seguir manteniéndose en sus trece. Ni siquiera le vale lo de "rectificar es de sabios", o lo de Napoleón: "Una retirada a tiempo vale una victoria". ¿Qué hacer con personas de cerrazón mental?.

Probablemente, yo tenga prejuicios contra líderes nacionalistas y se pueda acusarme de falta de neutralidad en este conflicto. Eso del honor patrio me parece excelente, pero mi patriotismo sólo llega hasta el momento de no entrar en la falta de respeto hacia el de los demás. O sea: Hoy los Españoles ganaremos por cinco goles a cero a los Argentinos entrenados por Julio Frumento [;-)]. ¡Ah!, pero si ha de ser con patadas en la espinilla, ¡conmigo que no se cuente!. Es cuestión de ideología, porque ustedes ya se habrán dado cuenta de que un atáxico después de trece años en silla de ruedas, ya no puede dar pataditas en las espinillas por mucho genio que le quede :-) .

Ayer, cuando leía en el periódico el titular: "La OTAN seguirá sus bombardeos hasta que Milosevic no deponga su actitud", la frasecita me recordó un chascarrillo donde se parodiaba la tozudez de "un paleto" [de pueblo, como yo :-)]. El paleto caminaba por la vía del tren montado en su burro. Al verlo, el maquinista intentaba advertirle haciendo sonar el claxon insistentemente. A lo cual, el paleto respondía: "Sí, silva, silva, que si tú no te apartas, yo tampoco". La diferencia entre estos dos casos es que en esta guerra no existe cuenta atrás, mientras en la historieta en escasos segundos el poderoso tren engullirá al paleto que ignoraba que dicha máquina no podía salirse de la vía, y asunto concluido. Tampoco aquí será, como en el chascarrillo, la única víctima el tozudo personaje y su caballería: lo será todo el pueblo Yugoeslavo, y sin olvidar el sufrimiento infringido al pueblo Kosovar. ¿Pero será una víctima el cabezota con razón o sin razón?. ¿Qué apostamos a que sale ileso?.

De joven [ya tengo más años que Matusalén :-)] me gustaba jugarme al mus las cervezas y las meriendas [Darío, he dicho mus, no "chinos"]. Y pienso que todas las guerras debieran ser en el mismo compañerismo y con el mismo final que una partida de mus:

- ¡Órdago!.

- ¡Arriba las cartas!.

- Tú pierdes. ¿A qué hora es la merienda?.

¡Pero con estos "gilis"... órdago significa a ver quien tiene la bomba, o las bombas, más grandes [pido perdón a las damas por el doble juego de palabras del plural]!.

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