Negros nubarrones en el horizonte.



Por Miguel-A. Cibrián, paciente de Ataxia de Friedreich.

Sumario: 36- Administraciones públicas. 37- El choto es nuestro. 38- Cinismo. 39- Más comprensión. 40- El coloso en llamas.



36- ADMINISTRACIONES PÚBLICAS

Cuando leí en el periódico esta noticia de mi comentario me froté los ojos para comprobar que no veía visiones. Seguidamente, me recordé a mi mismo que estaba en mangas de camisa y al sol. Esto significaba que estaba en el mes de agosto, no en diciembre, por la costumbre de publicar una noticia falsa o jocosa por la festividad de los Santos Inocentes. Desde luego, en el calendario distábamos mucho de recordar a los niños de Belén.

A la vista de la rareza de la crónica, preferí recortar la noticia en lugar de tomar notas como acostumbro. Lo hice así por si a los impresores del periódico les hubieran jugado una mala pasada los gazapos de la imprenta, y la desmentían en fechas próximas. Y, con sumo cuidado, miré y remiré el periódico en días posteriores por si pudiera haber habido erratas y desdecían la noticia de mi comentario. Nada. No encontré ninguna alusión al tema. De momento, por si pudiera haber error, comparé las cifras de la primera página con la explicación del interior del periódico, pero no existía ninguna diferencia en cuanto a números.

No citaré demasiado de esta increíble noticia, pues sería aludir a una Administración concreta. Se trata de una de las mayores poblaciones de la provincia burgalesa. "Se dice el pecado, pero no el pecador", eso se dicen. Sin embargo, para que nadie me trate de loco o de visionario, la noticia aparecía en la portada de un diario provincial, Diario de Burgos, 24/8/93, y se explicaba ampliamente en la página 14. Decía así: "Según la Memoria Anual del año 1992, en una plantilla de 55 personas, los trabajadores faltaron 1.612 días al trabajo, únicamente se perdieron 12 días a causa de accidentes". Y se seguía poniendo las quejas en boca del jefe de la plantilla: "...la enfermedad, ...el absentismo resulta preocupante, ...resta disponibilidad para el servicio".

A primera vista, los datos resultaban abultadísimos. De verdad, la noticia era como para dudar de su veracidad. Pero no, no era ningún cuento. Yo soy enfermo y entiendo muy bien la enfermedad. La indisposición viene, y nadie la llama. No obstante, no llego a comprender tanta inasistencia al trabajo. Porque, a todo enfermo crónico le conceden una invalidez permanente, y deja de pertenecer a la plantilla. ¡Resultan incomprensibles estos datos se miren por donde se mire!.

Por pasar el tiempo, haciendo medias con la calculadora, llego a las siguientes conclusiones: Cada trabajador falto a su puesto 29,30 días al año. Y si, a la ligera, calculo 300 jornadas de trabajo al año por empleado, cada día faltaron 5,37 trabajadores. O sea, si eran 55 empleados en la plantilla, una media del 9,76 por ciento faltaba diariamente a su trabajo.

La verdad, pensándolo mejor, no me extraña tanto la cifra. Si se hiciese una media con el absentismo laboral de los Sres. Diputados en su inasistencia a las sesiones del Congreso, nos quedaríamos de piedra. ¡Prepárense en el libro Guiness de los récords para recoger grandes plusmarcas mundiales! A su lado, las cifras de esta pequeña parte de la Administración Pública, aquí tratada, se quedarían en pañales.

Ignoro la causa del absentismo laboral tan grande en este pequeño conjunto de trabajadores. Por ello, no puedo juzgar en plenitud el desenlace del caso. Pero, si tal cosa como la contada sucediera en una empresa privada, pondrían un cartel a la puerta: cerrado por vacaciones, por defunción, indefinidamente, o porque los empleados no tienen ninguna gana de trabajar.

No entiendo nada de economía. Y no quiero meterme donde no sepa salir. Por ello, no se me ocurrirá hablar de reprivatizar empresas. Además, sería imposible ese cambio en Administraciones como ésta. Pero, ¿no podría haber un mínimo de control? ¿Que el dinero público está mal administrado? Eso no lo duda nadie.

Vuelvo al tema de las Administraciones. Sigo leyendo que el Ayuntamiento de Burgos, a sólo seis meses de haberlas puesto, levanta las losas del piso de la plaza Vega para substituirlas por otras mejores. ¿No conocían las propiedades de la piedra caliza de páramo? ¡Hace falta ser ingenuos! ¡Cualquier analfabeto que se dedique a la agricultura sabría que esa clase de piedras no servía para suelos exteriores!.

Me pregunto si estos Srs. que dirigen las Administraciones Públicas siguen el mismo método a la hora de administrar su propia casa. No lo creo. No se han arruinado todavía. Yo nunca los he visto pidiendo por las esquinas.

No dan mis conocimientos para aconsejar fórmulas mágicas para acrecentar la competencia de las Administraciones Públicas. Pero me atrevo a recomendar como receta de eficacia el final de un anuncio televisivo de un producto limpiador, abrillantador, o no sé para que sirve: "¡Srs., seriedad!".



37- EL CHOTO ES NUESTRO

En castellano tenemos un refrán según el cual: "si no hubiese tercos, no habría pleitos". Este dicho es tan real como de certeza indiscutible. Es tan cierto como el otro que dice "dos no riñen si uno no quiere". ¿Son iguales o ambos se complementan reafirmando una realidad?.

Cuentan, al respecto de los pleitos y los tercos (y añádase los listillos al coctel), que un ganadero tenía una vaca muy vieja en su rebaño. No había ninguna res en la manada que no fuera descendiente de dicha vaca. Aunque por sus años ya no servía ni para criar, al ganadero le daba mucha pena venderla por ser casi una institución, como la abuela de la vacada.

"En fin, el negocio es el negocio, se dijo el ganadero. Si me dejo llevar por esa clase de sentimentalismos, no llegaré muy lejos. Esas sensiblerías sólo resultan un lastre económico que ya no tiene sentido en un mundo donde la pela es la pela".

Y llamó a un carnicero para concertar la venta de dicha vaca. El tira y afloja del trato fue arduo. Al fin llegaron a un raro acuerdo consistente en una cantidad de dinero con las siguientes condiciones: El ganadero se comprometía a alimentar al animal durante tres meses a partir de la fecha. Y el carnicero pagaría lo convenido en dos plazos: La mitad de la cantidad convenida la abonaría en el acto, y la otra mitad tres meses después, en el momento de llevarse la vaca al matadero.

Pero... el ganadero no estaba bien enterado de cuanto sucedía en su vacada. Aquella vaca, a pesar de su vejez, estaba preñada de 7 mesas y, a su tiempo, le llegó el parto como a las demás vacas de la manada. El ternero era precioso, pero la edad de la madre ya no estaba para muchos trotes y, tras su maternidad, se quedó hecha un esqueleto viviente, literalmente en los huesos.

Cuando el carnicero llegó a retirar su compra, juraba y perjuraba que él no había comprado un animal tan escuálido. El ganadero no tuvo más remedio que darle una explicación: le mostró el choto y le dijo la verdad. Ahí comenzó la discusión. El carnicero quería llevarse la vaca y el choto después de abonar la mitad del pago pendiente.

- De eso nada -gritó el ganadero-. Paga lo restante y te llevas la vaca. El choto se queda donde está. Aquí ha nacido y aquí se queda. Tú has comprado la vaca, pero no el choto. Y, si no quieres abonarme el segundo pago, deja la vaca también y lárgate de mi casa. Pero eso sí, sabiendo que yo no pienso devolverte ni un duro del primer pago.

El jaleo fue de órdago y decidieron meterse en pleitos.

El carnicero fue a un abogado y le contó la historia.

- Mire usted: Al amparo del artículo 9876 barra 543 de la ley 8/X/1959, eso está bien claro, no hay ninguna duda -respondió el letrado-: el choto es suyo. Déjelo de mi cuenta.

Por casualidad, el ganadero acudió al mismo abogado.

- Está clarísimo -le contestó-. El choto es suyo según la ley 9/XI/1966, artículo 1234, párrafo 5. Yo me encargo del caso.

La mujer del abogado había escuchado ambas conversaciones y recriminó la actitud a su marido:

- Eres un sinvergüenza. ¿No ves que los dos pobres hombres te han contado la misma historia con pelos y señales y a los dos les has dicho lo mismo: que el choto es suyo?.

- ¡Cállate tonta! -le respondió el marido- ¿No ves tú que el choto no es ya de ninguno de los dos?.

- ¿Entonces de quién es? -preguntó sorprendida creyendo que le citaría leyes, artículos y párrafos del código.

- Tú no espabilas... ¡Cuando paguen las consultas, el choto será nuestro!.

Como colofón a esta historieta recuerdo que en nuestro idioma castellano hay un refrán que dice:"a río revuelto... ganancia de pescadores". Esta cita podría ser un buen final para mi historia.



38- CINISMO

Cuando escribo estas líneas vamos por el verano de 1993. El calor climatológico, propio del tiempo, aprieta y se deja sentir como un bochorno aplastante. Treinta y tantos grados a la sombra. A la vez y por contra, el frío de los corazones también se adueña de nosotros como una enfermedad. Esto segundo no lo marca el termómetro, pero es evidente: El síntoma de la invasión que amordaza el sentimiento de nuestras entrañas, es más confortable que el rigor climático. Para mitigarlo no hace falta aire acondicionado ni siquiera abanico. Y eso es lo malo: la comodidad. Avería en el barco. ¡Sálvese quien pueda!.

El hecho elegido para mi comentario, hoy proviene de la cercana ciudad de Burgos. Se trata de una medida ante la cual nos encogemos de hombros como si no fuera con nosotros. A la capital de mi provincia, antes se la denominaba "Caput Castellae". Ahora, desde que llegó la vida moderna con eso de las Autono-mías (que no tuyas), ni se sabe: probablemente sea el "Culo Castellae". Dejándonos de chistes tontos, se acaba de iniciar en Burgos una campaña para promover la erradicación de la mendicidad en las calles burgalesas. ¡Estos dirigentes políticos! Se trata de mentalizar a los ciudadanos de la conveniencia de no dar limosna y, de paso, hacer desistir a los mendigos de pedirla. El lema utilizado para intentar conseguir dicho fin es muy sencillo. Son solamente cuatro palabras:"Ayúdales, no des limosna".

Ciertamente, el oficio de pedigüeño ha proliferado últimamente. Dicho así, a secas, aparte de llevar un término despectivo, la primera frase de este párrafo es una mentira. Por lo menos es una verdad manipulada por estar incompleta. Esta dedicación, que no oficio, ingrata para quien la ejerce, está donde está porque no se ofrecen otras ocupaciones mejores. Esa es toda la verdad.

A mí, la campaña me parece sencillamente de un cinismo jamás visto ni oído. Hay quien afirma que remediar a los necesitados es obligación de la Administración. Y es muy cierto, pero sólo si no se dice para despreocuparse del asunto. Puesta esa condición de no desentenderse, tiene razón quien lo dice, porque es de justicia. Pero, ¿está la Administración capacitada para ejercer esta ayuda? No. Pretenden que los particulares colaboremos canalizando nuestra ayuda a través de organizaciones benéficas. Pero, es que conseguir esa pretensión en base a esta medida comentada me parece una barbaridad, porque difícilmente se puede ayudar a quien no se ve. Y si los mendigos dejan de pedirnos, acabaremos creyendo que no existen. ¿Porqué quieren privar a los necesitados de exponer sus necesidades? ¿La realidad será que dos mendigos apostados en la escalinata de la catedral echan a perder la fotografía de los turistas de turno? Hay un refrán castellano muy en consonancia con estas barbaridades ultramodernas: "Ojos que no ven, corazón que no siente". ¿Será que nos quieren prohibir hasta sentir? ¿Será una treta pensada para esconder, como si no existieran, problemas como el paro y la marginación? ¿O los mendigos cometen el "delito" de recordarnos que estamos en el lado bueno de la desigualdad de la sociedad?.

Analizo el corto lema de la campaña enmarcándolo en sus pretensiones y vienen a mi mente una pregunta de moralidad: ¿Es lícito aconsejar no dar limosna? Hay un dicho en el Libro de los Proverbios que reza así: "El que cierra sus ojos al clamor del pobre, tampoco cuando él clame, hallará respuesta".

Dicen que en España hay 40.000 personas a caballo entre la calle y los albergues. (No es ninguna exageración mía. El dato procede de un telediario TVE1). ¿Existen tantas plazas en los albergues como número de necesitados? Yo creo que no: Buscar una plaza en estos sitios de acogida, si todos los necesitados lo decidiesen a la vez, sería como competir en unas oposiciones para entrar a trabajar en la Administración: Muchos los concursantes y pocos los admitidos, como en cuestión de oposiciones. Y ésta es simplemente una pequeña muestra. Sólo hemos hablado de quienes no tienen techo, pero son muchos más quienes, gozando de una humilde vivienda, tienen una larga familia que mantener sin una ayuda económica o siendo tan ridícula que apenas llega para malvivir al lado de los lujos y el despilfarro de otros.

La situación de marginados no sólo es de índole económica. Casi siempre lleva aparejados otros problemas físicos o psíquicos: mala salud, falta de familia, droga, paro, alcohol, etc. Es cierto, la limosna, entendida como moneda, en algunos casos no ayuda. "No le des un pez, dale una caña y enséñale a pescar", reza un dicho cuya procedencia no recuerdo. Pero la limosna no sólo es un metal redondo: Debe ser un acto de amor. Y el amor mueve montañas. De todas formas nada quita al buen hacer de las Instituciones benéficas, ni a la corta solidaridad del Estado. ¿Estado del bienestar se dice ahora? ¿Bienestar de quién?.

Últimamente y cada día más a menudo me encuentro con una expresión nueva: Es la de cuarto mundo. Eso jamás se oye en los telediarios televisivos ni desde voces oficiales como las del Gobierno. Lo ignoran: ese grupo no cabe en las cuentas macroeconómicas. El cuarto mundo lo componen esa gran cantidad de marginados que están viviendo a nuestro lado de "civilizados" del primer mundo. Hace falta cerrar los ojos para no verlos. Campañas como ésta para erradicar la mendicidad se encargan de tapárnoslos.

Hay quien comenta que en el oficio de pedir han entrado sinvergüenzas sin necesidades económicas que se aprovechan de la buena voluntad de los demás, pidiendo incluso con amenazas. Antes, a quienes ejercían por necesidad la ocupación de pedir se les denominaba pordioseros. Es decir: pedían por Dios. Puede ser cierto, no niego la existencia de individuos con mucha cara en el asunto de la mendicidad. Sin embargo, prefiero irme a la cama engañado por un falso mendigo a ignorar a otro necesitado de buena voluntad que halle en mi camino. Prefiero ser conmovido por un mendigo auténtico y estafado por un falso necesitado, a ser engañado por quienes quieren solucionar los problemas ocultándolos.



39- MÁS COMPRENSIÓN

Esta carta se envió al director/directora del colegio de E.S.O. de Villadiego.

Estimados amigos:

Esta misma mañana 13/XII/1994, he encontrado en las páginas de Diario de Burgos una carta con la firma "Clase de 4º de E.S.O. de Villadiego". De inmediato, me he dicho: voy a contestarla, pues sois de mi mismo municipio. Pero os preguntaréis ¿quién soy yo y quién me ha dado derecho a contestar? A responder me habéis dado derecho vosotros al publicar vuestro escrito en un medio público. Y a la primera cuestión contesto con otra pregunta, ¿qué importa quién soy yo? Aunque carece de importancia dar mi nombre pues no pienso ofender a nadie no voy a dar la cara. Sin embargo, no me escondo por miedo a ser llamado carroza. Me daría exactamente igual ser tildado de esa manera o de cualquier otra similar. No doy la cara, firmaré con unas iniciales, por algo más simple, porque no tengo ningún afán de protagonismo. De todas formas, aquí está mi opinión. Si queréis quedaros con algo, bien. Si no, en el colegio (adonde dirijo mi carta, pues no tengo ningún interés en dar una respuesta pública a través de Diario de Burgos) supongo tendréis a mano alguna papelera para depositar los papeles inservibles.

Haré un comentario de vuestra carta por el mismo orden seguido por vosotros. Habéis elegido para vuestro escrito un título con mucho acierto: "Más comprensión". Efectivamente, eso mismo, que nace del amor, no lo olvidemos, necesita todo ser humano. Pero ¡cuidado!, sois muy jóvenes y podéis equivocaros en el concepto. Comprensión es ponerse en el lugar de otro para intentar comprender su forma de pensar y de actuar. Si entendéis por comprensión el hecho de otorgaros cuanto pedís, os equivocáis vosotros mismos.

¿La juventud está desmadrada? Yo pienso que algo sí. Pero, puntualizaré antes de que os enfadéis conmigo. No se me ocurre culpar a la juventud. Los jóvenes no están desmadrados por el hecho de serlo. La juventud está desmadrada, si lo estuviera, porque los adultos hemos perdido en parte el sentido de la orientación. Los tiempos, como vosotros decís, cambian, pero lo fundamental del hombre sigue siendo lo mismo. Acudir para justificarse, al progreso, al avance, al ir hacia atrás o al volver a las cavernas, es una alusión inútil. El desayunar con donuts, o comerse una sopas de ajo, no justifica una mala contestación a la madre al acudir al colegio.

Es absurdo recurrir a esa insinuación, eso del progreso, o retroceso, son términos superficiales con escasa incidencia en la conducta y posición del ser humano. Por ejemplo: Tú, cualquiera de vosotros, ante la soledad humana, en relación a los tiempos de tu abuelo/a y en comparación a su persona, podrás encender o apagar el televisor, mientras él/ella haría solitarios con alguna baraja vieja por el uso, pero, en el fondo, los dos os sentiríais exactamente igual: "solos ante el peligro" en título de película de Gary Cooper. El ser humano está por encima de las costumbres y de las circunstancias de cada tiempo: Las normas de moral o ética se escriben en el corazón del hombre, no en códigos judiciales. Ejemplo: aborto. Se pueden malformar las normas del corazón, pero no es posible arrancarlas de raíz. Si dejas malformar tus normas, algún día gritará tu corazón, y si no grita, peor para ti: Lo has dejado ablandar tanto que en breve te dirá que todo es válido. Hay quien piensa que de eso se trata, de eliminar barreras que nos impiden la libertad. Pero no, no te dejes engañar: Nadie es libre si no es responsable. Nadie es responsable si en su corazón carece de unos principios para respetar.

Sobre el tema de las fiestas, ni la posición antigua era la correcta, ni, mucho menos, la actual. ¿Los horarios de diversión han cambiado? Sí y no. Los horarios podrían ser más adecuados. Pero hay gente interesada en que "de noche, todos los gatos sean pardos". Por ejemplo: las discotecas abren en la madrugada y cierran al amanecer. ¿No se podría abrir a la caída del sol y cerrar a las dos? El hombre de ayer y de hoy, necesita un tiempo para la diversión. Eso no ha cambiado ni cambiará. Cambian las costumbres impuestas por cuatro adultos con intereses económicos. La juventud no se desmadra por sí sola. Si está desmadrada, son víctimas.

"Dicen, decís vosotros en vuestro escrito, que ahora nos lo dan todo hecho". En parte, esa afirmación es cierta. Los adultos hemos perdido un poco el sentido del amor. Damos mucha importancia a la concesión de un capricho y muy poca a un abrazo, un beso, una caricia, un detalle o una palabra amable.

Dicen (los mayores) que "sólo pensamos en vivir la buena vida a costa de nuestros padres". Son palabras vuestras, no mías. ¿Es cierto?, pregunto. La verdad es que ese mismo modo de vivir es el reflejo de una sociedad. El dinero, el poder y la fama, a costa de quién sea, se llevan en la vida. Observa la llamada cultura del pelotazo. Mira el espectáculo de los mismos políticos haciendo promesas incumplibles o perdiendo el culo con mentiras por estar en el poder sin importarles un pimiento los problemas del pueblo (no los ven o no los miran). O fíjate en ese fenómeno llamado corrupción. "¡Tanto tienes, tanto vales!", "¡que me quiten lo bailao!" o "¡a vivir que son dos días!" son frases que se viven sin decirlas. Joven, pronto o tarde, más vale pronto que tarde, te darás cuenta que todo eso es mentira. Lo que se tiene no da la felicidad, lo "bailao" pronto será pasado que ya no cuenta y el vivir son más de dos días. Hay alegrías y también tristezas. ¡Ay de ti si sólo quieres saber de las primeras! Hemos de estar preparados para las unas y para las otras. El hombre vale exactamente cuanto valgan sus sentimientos, ni más, ni menos. Te recuerdo al respecto una frase de San Pablo: "si no tengo amor, no soy nada". Vivir en plenitud no es elegir siempre la comodidad. Si eliges la comodidad, te sentirás muy cómodo, pero estarás vacío/a y muerto/a.

Estudiar no es fácil, ni ayer ni hoy. Actualmente son unos tiempos difíciles para el estudio. Educan para competir en una sociedad donde el prójimo será tu rival para disputarte un puesto de trabajo. Aparte del error, dejan de un lado lo principal: formar seres humanos. Si no se te dan bien las matemáticas, aunque seas la mejor persona del mundo, dirán que eres un/a inútil y no sirves para nada. Grave error. También es cierto que faltan alicientes. Apuntáis vosotros, las pocas expectativas de trabajo. Es cierto. Sin ser un fenómeno achacable a la juventud, es una dura realidad derivada de la concepción materialista y egoísta de la vida.

Volvemos a la comprensión. No es bueno dar un sí a todos los caprichos, pero tampoco lo es buscar el negativismo ante la actuación del joven. Un diálogo abierto, una sonrisa, un "gracias" y un oportuno "así se hace", son fundamentales en una buena educación.

Amigo joven: El tiempo pasado no fue mejor. Eso sólo puede verse así desde una visión de sí mismo a través del propio recuerdo. Sólo existen tiempos perfectos en los verbos. Cada tiempo tiene sus problemas para luchar contra ellos. Estudia y fórmate. El mundo no se cambia de un plumazo, sino a base de pequeños granitos de arena. Lucha en cada momento por un mundo mejor. Sé hombre, o mujer, y prepárate para serlo. Cuando lo seas, no dejes que la sociedad te conduzca como un rebaño de ovejas. Sé un ser humano y piensa como tal. No te dejes engañar por falsos valores. Respeta a todos los seres humanos. Ayuda a los demás y te ayudarás a ti mismo. Cuando seas adulto, también existirán los jóvenes. Tal vez, tú tendrás tus propios niños. Sé indulgente con ellos como yo lo he sido contigo. Los jóvenes son un reflejo de los adultos. Pero, a pesar de eso, afronta la vida sin buscar culpables. Eso sólo es una manera de disculparnos ante nosotros mismos de nuestros propios errores. Lucha por un mundo mejor para que los jóvenes del futuro, reflejo de los mayores, sean mejores y, por supuesto, tengan la comprensión que hoy pides para ti.

Sin más, esperando no haber ofendido...



40- EL COLOSO EN LLAMAS

Probablemente hayan pasado casi veinte años, fueron tiempos mejores, desde que vi en el cine esta película tan agradable. Me gusto tanto, que repetí visita a la sesión cinematográfica a los pocos días. Por tanto, en la segunda ocasión, ya sabía que el protagonista, Paul Newman, no se quemaba en el incendio, pero no me importó saberlo. Viene esta jocosa referencia a cuento de un chiste con mucho ingenio que circula por ahí:

"Dos amigos fueon juntos a pasar la tarde al cine. Fueron a ver una película que el uno de los dos ya había visto anteriormente. El film del cuento era del oeste.

- Te apuesto mil pesetas -dice el uno- a que el protagonista no entra en el saloon.

- No vale, gracioso -le responde-, tú ya has visto la película.

Pero, el actor de la apuesta se baja del caballo y sí entra en el saloon.

- ¿Y eso? -pregunta el amigo-. ¿No dices que ya habías visto la película?.

-Sí, claro que la he visto -contestó-. Pero como ayer le pegaron una paliza por entrar, me dije: "éste ya no entra más días".

El film del que hablaba al principio, antes de enrrollarme con el chiste, es "El coloso en llamas". He visto esta cinta cinematográfica dos veces en el cine y otras dos a través de la televisión. Incluyen este tipo de cine en un llamado género catastrófico. Nunca pasa de moda, siempre es actual. Tiene la virtud de entretener con aventuras y, a la vez, de lanzar un mensaje si el espectador se presta a sacar conclusiones. Es totalmente opuesto a buena parte del cine actual. El de hoy en muchas ocasiones en mi mente no hay forma de saber de qué va. "¿Qué demonios dice esto?", me pregunto y, seguidamente, abandono o me refugio en mis pensamientos dejando un segundo lugar mental para la pantalla.

Para mí, algunas películas se parecen a un cuadro abstracto. Quienes no entendemos de arte, después de mirarlo desde las cuatro esquinas seguimos sin enterarnos de que va, entonces lanzamos para nuestro interior una exclamación: "¡Pero, esto qué es!".

He recordado la película cinematográfica "El coloso en llamas" ante unas imágenes del espacio "Noticias primera edición de TVE" del día 27 de octubre. En Barcelona, de un edificio de 19 plantas se han quemado las tres superiores. El espectacular incendio era visible desde gran parte de la ciudad. Las llamas alcanzaron los dos metros de altura. ¿A quién se le ocurre, incluir poliuretano en la construcción de fachadas?. 78 personas fueron desalojadas del inmueble siniestrado, pero no hay que lamentar desgracias personales.

Al final del breve reportaje de imágenes que servía de soporte a la noticia, como si fuera un calco de la película de mi comentario, uno de los bomberos de Barcelona decía ante las cámaras de televisión algo muy parecido a su homónimo de oficio en el celuloide:

- Este edificio, construido en 1960, no está adecuado a las normas actuales de seguridad.

Esta imagen me llevó de inmediato a mi recuerdo en retrospectiva del broche final de "El coloso en llamas". Recordé al actor Steve McQueen en su papel de jefe de bomberos deambulando entre los cientos de cadáveres del suceso. Sus palabras, más o menos, eran las siguientes:

- Esto no es nada. Algún día morirán por miles por construir ratoneras de éstas características sin antes consultarnos.

Y por cierto, arrimo el ascua a mi sardina, ¿qué pasa con los usuarios de sillas de ruedas con las barreras arquitectónicas? ¿A quién consultan antes de hacer escalones y bordillos?.



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