EL MILAGRO DE LA VIDA.
Por Bartolome Poza Expósito,
paciente de Ataxia de Friedreich

En nuestro torpe caminar
por senda de aparentes rosas,
plagada de espinas,
es necesaria la voz
de una persona querida.

Un roce,
una caricia,
un beso,
un "te quiero"...
pueden cambiar el color de nuestra vida.
Ya no habrá espinas,
sólo rosas,
en el sendero,
haciendo ligero el caminar.
¡Es el milagro de la vida!
El milagro de un "te quiero",
de un beso,
un roce,
una caricia...

Eso todo lo cambia.
Nada es igual.
Por un momento,
todo se olvida.
Un delicioso sueño
se hace realidad...
...o pesadilla,
al despertar.

El cariño es tan dulce
que da vida al corazón.
Mis brazos extendidos,
suplicando amor,
jamás encontraron el vacío.
¡Es el milagro de la vida!.

(Bartolomé Poza Expósito, julio del 2001).



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