RECUERDOS DE INFANCIA.
Por Bartolome Poza Expósito,
paciente de Ataxia de Friedreich

Recuerdos de infancia,
rememorar quiero,
en este poema de cariño
a mí añorado pueblo.

¡Veintiséis años de juventud!
¡Cuántas evocaciones!
Vicisitudes vividas,
dejando huellas en el alma...
cicatrices de por vida.
¡Días de esperanza!
¡Renacer quiero
para volver a sentir
la nostalgia del recuerdo!

¡Más, hoy todo es desesperanza!
¡Tengo dudas de poder volverte a ver!
¡Luchar contra un "imposible",
sin temor!
¿Temor a qué?
¡Si estoy vivo...
y no muerto?
Soy como el Guadiana:
¡Aparece...!
¡Desaparece...!
¡Y vuelve a aparecer...
una y otra vez más!

Soy como un deteriorado tronco...
carcomido por la enfermedad,
y el paso de los años...
pero de corteza dura...
cicatrizada por los avatares de la vida.
¡Como un rugoso olivo,
sexagenario,
retorcido,
y orgulloso,
erguido a la vera del camino!

Campos de olivos,
llanos,
sierras,
quebradas,
majuelos,
valles,
planicies de frondosas huertas,
sombrías,
donde fatigado,
descansaba...
para seguir denuevo caminando.

Sigo recordando carreteras
de estropeado asfalto,
trochas,
veredas de cabras,
caminos polvorientos,
hoyados por el tiempo.
¡Caminos del silencio!

Siento recuerdos del esfuerzo,
del cansancio,
del sufrimiento,
de la esperanza,
del sosiego.

¡Caminos y más caminos...!
¡Una y mil veces recorridos,
al paso de burro cansino
agobiado por la carga...
o al trote,
cual joven potrillo retozando
ligero de cargamento ,
o temeroso del celo de los guardas.

¡Soplo de vida!
¡Torbellino es el corazón!
Viento que las ramas del corazón agita
con la evocación de los recuerdos.
Enamorado de la besana,
donde surcos abiertos
puedan besar mis labios,
y sembrar la semilla del recuerdo.

Sentimientos que afloran,
como verdes olivares
en sus retamas de blanquecina palomilla,
donde, avanzada la tarde,
muere entre suspiros y desosiegos.
Tristeza que del alma brota
buscando tras el ábrego viento del sur
la suave calidez de la "madrugá",
al abrigo del recuerdo de cariñosas miradas
de personas estimadas
fallecidas, en este bendito pueblo,
en la flor de la vida.

¡Jódar bendito!
¡Bendito pueblo!
¡Torbellino de recuerdos!
¡Semilla para el alma!
¡Evocaciones de infancia!.

(Bartolomé Poza Expósito, enero del 2005).



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