NATURALEZA SOY: SER QUE A NADIE LASTIMA.
Por Bartolome Poza Expósito,
paciente de Ataxia de Friedreich

Naturaleza soy:
Ser que a nadie lastima,
denso en la noche,
fluido en el día:
existencia de una última,
y descriptible realidad.
El universo es madre de mis desventuras,
y emanación trascendental de lo divino.

La existencia, difusa,
es como un boceto, inconcluso,
de mi propia identidad,
ajado por la enfermedad.
No obstante, el devenir,
es un componente, esencial,
del yo mismo.

Aunque el carácter, imaginativo,
me lleva por derroteros perdidos,
me diluyo, por completo,
en la espiral en la que fluye mi vida.
La misma esencia del ser humano,
refugiada en el alma de mi existencia,
me convierte en reo de un cuerpo, invisible,
de bellos fulgores,
sortilegio de los sentidos:

Ligaduras, invisibles,
atan la existencia;
adormeciendo, en cierta forma,
el inevitable ser que llevo dentro.
Enredándome en luz de fuego,
arden las entrañas,
con fulgores de fe...
en el más allá...
o en más acá...
¡Qué más da!.
La creencia en una naturaleza Divina,
sin preocuparme,
duerme en mi alma.
¿Qué podría suceder mañana
si perdiera la fe?
Razón no encuentro.

¿Será un sofisma de la existencia
el que me acompaña?
¿Soy un desahuciado?
¿Desde cuándo?
Si bien, percibo, con cordura,
la existencia de un ser,
¡cuánta hiel hay en la naturaleza!.
¿Podría decirme alguien
por qué el ser, que dentro llevo,
se encuentra tan desvalido?
¿Quién tiene razón?
¡Si, humanos, plantas, o animales,
todos somos mortales!.

Limitado de recursos saludables,
este sexagenario,
iletrado en los campos del saber,
tal vez no quiera aún irse al otro mundo,
por sentirse parte de la naturaleza
como ser que a nadie lastima.



Barcelona, agosto del 2007.

Bartolomé Poza Expósito.



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