LA VIDA ES UN SUEÑO PRODIGIOSO.

Érase un bohemio iluso
soñador de venturas y quimeras,
cuyos ensueños favorables,
aventados por el aire,
dejaron las huellas de sus pisadas
impresas en las nubes,
hasta la ceñida la faz de la luna.

¡Oh jardín de cipreses y rosales,
donde el corazón sueña,
y, aunque las indeseables dolencias
sean frutos de la existencia,
cual páramos sombríos a ras de suelo,
a pesar de los sinsabores del presente,
sigue soñando un mundo nuevo
arriba, y debajo, de las estrellas.

Crónicas de nocivas noticias
se ciernen sobre la existencia.
En la silenciosa mar inmensa de su alma,
el corazón pide paz, sin tregua.
La respuesta es un nuevo embate.
Ni sabe ya por qué, ni lo pregunta.
Se ha rendido a las respuestas del silencio.

El corazón parece dormido.
Ya no labra colmenares de sueños.
La noria del pensamiento ya no riega,
los cangilones suben vacíos,
aunque continúan girando,
como sombra de sí mismos.

No, el corazón no duerme,
está despierto: ni duerme, ni sueña.
Mira, con claros ojos abiertos.
Escucha voces de señas lejanas,
a orillas del gran silencio.
Súbito, al vivo resplandor del gozo,
la bonanza se desdobló sin ilusión.
La vida es un crepuscular insólito.

Bajo de un alto pino,
al borde de una peña,
al caer la tarde,
cabalga por afable serranía,
entre rocas cenicientas,
el caballo a dura rienda,
le tornó al camino.

Volar sin alas, donde todo es cielo.
Soñar es vivir un sueño prodigioso,
canto y gozo de un instante,
donde los sueños y esperanzas,
se mecen entre celajes en el aire,
calmando las dolencias,
con gotas de esencia con fragancia
a dulce paraíso de jazmines y rosas blancas.

Se fundieron los sueños en sueño eterno.
Todo quedó en un bastión de esquirlas,
en roca viva que tanto daño hizo en vida.
La vida, es un sueño prodigioso,
aunque se haga vulgar entre paredes opacas,
frente a plisadas cortinas etéreas en la ventana.
Mientras la oscura tierra gira con seco y duro ruido,
ni conmigo... ni sin mí...

Vuelve el alma al cuerpo.
El corazón, aliviado,
con su leve tic-tac,
renueva la vida,
que se fue, por un instante,
tras un sueño deprimente.
Vuelve a latir en un organismo,
por la vía de los años carcomido.

Barcelona, septiembre, 2009.
Bartolomé Poza Expósito (Paciente de Ataxia de Friedreich).



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