"Comía patatas" - Comentario de texto a dicha creacción literaria de Vicente Sáez Valles, paciente de Ataxia de Friedreich.
Por Josefina Martínez Monteagudo (Fina *).
"- ¿Por qué?.
Nada. La monotonía que te hace dudar de la existencia de las cosas". ("Comía patatas". Vicente Sáez).
"Comía patatas" es uno de los relatos de juventud de Vicente. Tengo el original escrito por él a máquina (antes de tener
ordenadores), aquí a mi lado. Es el mismo papel que alguna vez estuvo en sus manos, y que, aún, probablemente,
guarde sus huellas... al igual que guarda su esencia, su pensamiento, y su forma especial de ver el mundo y de
contarlo. Desgraciadamente, ya no está aquí para llevarme la contraria: con lo que le encantaba polemizar, no podrá
opinar sobre mi comentario. Así, que ésta es mi visión de su visión, que no tienen por qué coincidir... y nada me
gustaría más que poder discutirla un rato con él.
La idea del "eterno retorno de lo mismo": Cuentan que, cuando los dioses
quisieron castigar a Sísifo, no encontraron mejor manera que condenarlo a
empujar una enorme y pesada piedra hasta la cima de una empinada
montaña... y cuando conseguía llevarla arriba, la piedra caía rodando hacia
abajo, obligándole a volver a subirla, una y otra vez, eternamente. El castigo no
es tan sólo la repetición ineludible del sufrimiento sin fin, sin que termine nunca.
Hay algo casi aún más terrible: es lo absurdo... la inutilidad de todo ese
esfuerzo en vano.
El mito, a menudo, nos recuerda nuestra vida diaria. Cuando nos aferramos a
la rutina, todo parece seguir un ciclo: noche-día, estaciones, años. La repetición
puede llegar a volverse absurda, sin sentido. Y sin embargo, nos resulta
imposible salir del círculo, (como al comensal de la habitación oscura). El
miedo a que, si algo cambiara, podría ser a peor. Ya se sabe aquello de "que
me quede como estoy", o "más vale malo conocido...", el miedo al cambio, nos
bloquea... y, al fin y al cabo, lo que se repite nos conecta con lo eterno, con lo
que no queremos que acabe, por malo que sea. Dicen algunos que hasta Sísifo
terminó por cogerle "gustillo", y pensaba que, mientras la piedra bajaba por la
ladera, tendría tiempo para descansar, e incluso poder contemplar el paisaje
que le rodeaba.
Intentamos huir de lo absurdo, buscar sentido, aunque no lo tenga... y lo malo
es que igualmente lo hacemos para justificar y así perpetuar incluso aquello
que nos hace daño. Existen multitud de adicciones, obsesiones, compulsiones
que nos absorben, nos aíslan hasta de nosotros mismos, (cerca de la puerta, sin salir, siempre esperando que llegue la
siguiente cesta de patatas). No podemos oír la voz que pregunta "¿por qué?". No podemos ver que las patatas,
además, están podridas.
Vicente creía que se podía salir de las habitaciones oscuras. Era su voz en el relato la que gritaba: "¿por qué?".
Después de sus charlas sobre drogas en "Proyecto Hombre", siempre solía aparecer alguien por el grupo de teatro,
algunos hasta se quedaron, su habilidad de "encantador de serpientes" arrastraba. Muchos le seguimos echando de menos.
* Fina es paciente de Distrofia Muscular.
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