VIAJE A LOS CONTORNOS - COMENTARIO DE TEXTO a dicha creacción literaria de Vicente Sáez Valles, paciente de Ataxia de Friedreich.

Por Josefina Martínez Monteagudo.

"Sé que todos tienen su fantasía; el problema de la vida es compartirla con el otro" (*).

Cuando Vicente me pidió un dibujo para la portada de su libro "Viaje a los contornos", se empeñó en que incluyera la "copa de Rubin", el conocido ejemplo sobre forma-fondo de la psicología de la Gestalt. Bueno, no sé si todos conocerán es esa imagen que, dependiendo de cómo se mire, se ve una copa, o se ve dos caras enfrentadas. A mí me parecía algo demasiado usado, al menos en psicología, pero... ¡cuando a Vicente se le metía algo en la cabeza!. Así que hablamos de ello.

Este libro es, ante todo fantasía e imaginación, mundos inventados, pero no por inventados, menos reales, menos materiales. Nos han hecho creer que, al igual que, dependiendo en dónde fijamos nuestra atención, percibimos como figura o fondo, la copa, o las caras (nunca ambas percepciones a la vez)... del mismo modo, la realidad es incompatible con la fantasía, o una, u otra. Lo imaginario no es materia, y resulta peligroso creer lo contrario. Delirio, alucinaciones, la locura acecha. Pero, también es curioso que, según algunos experimentos, sean precisamente las personas que sufren depresión, las que mejor perciben la realidad y que, para ser feliz, sea necesario creer que se tiene un mayor control sobre lo que nos rodea que el que en verdad tenemos. Constantemente, estamos recreando el mundo en que vivimos para hacerlo más manejable. Necesitamos inventarnos la realidad, para mejorarla, para que no nos haga daño. Nuestra percepción es pura ilusión, una alucinación controlada.

¿Qué es en realidad? ¿Copa, o caras?. Las dos son realidad, ambas son producto de nuestro cerebro. Vicente juega a demostrarnos que ese gran engaño se destruye cuando los mundos creados se comparten: "la materia humana tiene que sentir otra materia humana para poder llegar a ser fantasía", y en el dibujo de la portada las caras enfrentadas se besan, "el beso de amor", y sus labios forman parte inseparable de la copa, son la misma cosa, traspasan el contorno, rompen los límites.

En "A, El Prólogo intentado", Vicente dice: "Reuní valor y quise saber sobre la naturaleza de los cuerpos. Lo que vemos, sentimos, es la piel. El contorno, la materia de la fantasía. Lo que quería probar es si la fantasía es materia; por eso empecé a indagar y descubrí el beso de amor y que hay que acercarse a la fantasía misma para compartirla. De ahí el viaje y los discursos o crónicas para compartirlos y, de improviso, nacieron los cuentos. Lo curioso es que no sé si me fui o regresé".

Vicente nos propone emprender un viaje, viajar a los contornos de su propia fantasía: "contornos de materia, materia de fantasía", en un abecedario de relatos de la A a la Z, que contienen historias de "sucesos extraordinarios". En este viaje, y ya que transgredíamos las leyes de la Gestalt, por qué no rodear el dibujo de la copa-caras con un laberinto protector y, puestos a fusilar los clásicos, qué mejor que el de Chartres, así que me permití transformar la cruz de cuatro cuadrantes en una división en cinco sectores y reducir los once niveles de círculos concéntricos en siete, para dejar más espacio en el centro, pero conservando el trazado en una línea continua que conduce sin engaños, ni salidas falsas, de la periferia al centro, del centro al exterior. Aparentemente, pues el laberinto real de la fantasía siempre esconde su rizoma infinito.

Éste es el viaje para quien se atreva. Puedes recorrer el laberinto. Pero hay que amar la aventura sin miedo a perderse en la "jungla caótica". Son muchos los peligros que acechan: las temidas "mantas rigurosas" o la "goma de borrar existencias", sufrir una terrible metamorfosis... quién sabe. Los contornos no están claros, pueden moverse, no hay mapa, sólo el hilo de araña puede salvarte de ser atrapado por la "Zona Esporádica". No importa por dónde empieces, ni cuanto tardes... recuerda, no hay salidas en falso, siempre se llega al centro, el centro está en todas partes. Quizá encuentres el beso de amor, o quizá no, pero seguro que encontrarás a Vicente-Pepejuán dispuesto a acompañarte a través de sus territorios... Allí vive, por siempre, en los mundos materiales de su fantasía, que espera impaciente ser compartida. Atrévete a traspasar los contornos. Entra en su libro.

Sólo añadir a este intento de explicar la portada, las palabras de Vicente que figuran en su contraportada. Él lo explica mucho mejor: "Quiero un encuentro con la fantasía, vistiendo con palabras sucesos extraordinarios que la óptica miope de la ciencia no pudo transcribir; cuando me ensañé con hipótesis, vislumbré las fronteras, aquello que linda los contornos de lo fantástico, el delirio, la vida, la muerte, y las cajas de galletas, afiancé la técnica de mi viaje: ¡Incluso podía dibujar un mapa de los territorios que visité! Pero el problema de la fantasía es compartirla con el otro, por algo somos humanos".

Ahora que ya conoces el terrible secreto de las "cajas de galletas", gracias Vicente, por todos los momentos, todas las risas y por esos alicates de Pepejuán capaces de arrancar los malditos "clavos de caperuza negra de la realidad que nos mantienen clavados al inapelable suelo". Gracias, Vicente, por tu fantasía y por querer compartirla.

(*) Lo entrecomillado, y en letra cursiva, son palabras de Vicente en su libro "Viaje a los contornos".