Etimológicamente, el significado de la palabra "carnaval" está bien claro: adiós a la carne. Nace en la Edad Media, cuando la Iglesia prohibía comer carne durante parte de la cuaresma... de ahí que el martes de carnaval fuera el día anterior al comienzo cuaresmal... Si bien, hay quien dice que lo único que se hizo es cristianizar antiguas costumbres paganas... Pero, no tengo intención de entrar... ni en lo que fue... ni en lo que es ahora... porque, a nivel integral de la sociedad, me parece que el carnaval actual ya no guarda relación ni con la citada prohibición con fines penitenciales, ni con las costumbres precristianas.
En fin, en este historial no se trata de criticar, ni ensalzar, los carnavalesssssssss actualesssssss (y no he puesto las esessssss por pluralizar, sino por la cantidad de tiempo que dura... las juergas... Cantaba Celia Cruz que "la vida es un carnaval". ¡Pues, sí... algo así...!
Pero... vale... aquí hablamos de Villanueva de Odra, y de cómo era su viejo carnaval... Eso ya lo tengo escrito en antiguo texto, que data de hacia la segunda mitad de la década de 1990, cuando, con mil trucos, aún podía "malhacer" humor gráfico, mitad a mano, mitad a ordenador. Lo pego:
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Carnaval:
"Estamos en plena semana carnavalesca. Carnaval siempre suscita emociones en todos nosotros con independencia de la edad: ilusión para los que van por la vida... y recuerdo para los que estamos de vuelta. Y recuerdo... recuerdo, porque yo ya estoy de vuelta y media:
Aquí, en este pueblecito Castellano, nunca estuvo prohibido nuestro inocente carnaval. Se ve claramente que a este recóndito lugar ni siquiera llegaba el eco de las leyes de la dictadura. Nuestro carnaval siempre fue alegre y divertido, pero, a la vez, exento totalmente de malicia. La celebración de la fiesta carnavalesca coincidía con los tres días anteriores al miércoles de ceniza. Los chavales (edad escolar) se "vestían" (entrecomillado) el domingo y los mozos hacían la mascarada el martes de carnaval por la tarde después del Rosario. Disfrazarse de alguien o de algo en concreto no existía. Vestirse de mascarito, como aquí se decía, consistía en cubrirse con ropa vieja, lo más llamativa posible y con añadidos ruidosos, como esquilas y cencerros. La máscara (careta) era de cartón de imprenta sujeto con una goma a la parte posterior de la cabeza. Aunque el enmascarado iba bien cubierto, siempre se acababa sabiendo quien era, por la estatura, el andar o los gestos. En estos pueblos pequeños éramos capaces de conocernos unos a otros a pesar de los disfraces de ropajes hallados en algún viejo desván. Toda nuestra inocente juerga era correr a los chavales/as, hacer muecas a las mujeres y asustar a sus niños.
Carnaval en Villanueva de Odra. Año 1972... Fotografía de Miguel-A. Cibrián
Está foto está realizada hacia 1972, un martes de carnaval tras la mascarada... Arriba: Andrés, Macario, Jandrín, Fernando Marcos, y Antonio Barriuso... Abajo: Carlos (fallecido), Upi, y Antonio Rodrigo... Yo (Miguel-A. Cibrián) estaba tras la cámara, y, que yo sepa, los fotógrafos no salen el las fotos... pero aquella tarde también me puse careta y ropajes raros, como los otros fotografiados.
A continuación, se pedía un donativo de casa en casa con el mismo ropaje de la mascarada, pero a cara descubierta, acompañándose de un cesto y con la canción siguiente: "Señora María, / eche mano al arca, / eche mano al arca, / y saque los huevos / de la polla blanca, / de la polla blanca". Efectivamente, el donativo, poco o mucho, siempre era huevos: parte de ellos se cambiaba por vino y escabeche para celebrar esa misma noche una cena. Se invitaba a ella a las mozas, y se alegraba con canciones y chistes la velada. Y después, "cada mochuelo a su olivo".
La psicología y la sociología ha estado permanentemente dando tumbos, haciendo retórica y llenando papel para explicar lo que cabe en dos frases: El ser humano necesita fiestas y, si no existieran, se las inventaría. El origen de la fiesta pudo ser la historieta de D. Carnal y Doña Cuaresma y darse un respiro antes del clásico apretón del cinturón de los cuarenta días recomendado desde el punto de vista religioso, pero eso no tiene nada que ver con su evolución aunque queden restos de tradiciones. El drástico cambio de mentalidades traído por el devenir de los tiempos viene a darme la razón. En mi pueblo, años atrás, aludiendo a pasarlas caninas, se estilaba el dicho "pasar más hambre que las putas en cuaresma". Pues bien, habríamos de reconocer que en la actualidad la cuaresma no hace la menor mella en los ingresos por trabajo de las prostitutas.
Pocos años después de reinstaurada la democracia en España, desde La Coruña, me escribía un amigo de colegio que estaba en el Servicio de Vigilancia Aduanera patrullando por las costas Gallegas. En su carta me contaba lo bien que lo había pasado en los carnavales. Achacaba la fuerza de tales fiestas a que estuvieron prohibidas durante el franquismo y a que todos necesitamos por un día disfrazarnos de lo que no somos. Entonces no discrepé de sus ideas, aún no estando en concordancia con ellas, pero hoy sí lo haría. El paso del tiempo ha venido a quitar fuerza a sus argumentaciones en favor de las mías ya expuestas en el párrafo anterior. De haber sido la fuerza del carnaval una consecuencia de la prohibición, habría tomado carácter de novedad para ir apagándose paulatinamente después. Sin embargo, la fiesta del carnaval sigue en progresión ascendente.
Párrafo aparte merece el segundo de sus argumentos. Éste no está sujeto al tiempo, porque cada época y civilización trae sus propias matizaciones, aunque en el fondo subyace la forma de ser del hombre y solamente cambian matices, pero no esencias. Echando mano al refranero ya se dice: "Dime de que presumes... y te diré lo que te falta". En fin, que todos nos pasamos la vida disfrazados, aunque no intervengan los ropajes, intentando aparentar lo que no somos: ricos, buenos, guapos, amables, etc. Posiblemente, el mejor cambio por un día que podríamos hacer sería mostrarnos tal y como somos sin tapujos... ni caretas... ni coloridos plumajes... que enmascaren nuestros defectos, debilidades, miserias, y dependencias de los demás.
El carnaval existe y seguirá existiendo, pero sólo porque el ser humano necesita fiesta: Ésa es la esencia que no cambia sea cual sea nuestra civilización, cultura, ideología, o modo de vida. Todo lo demás para explicar el porqué del carnaval es retórica hueca. Bailaremos, lanza en mano, al rededor de una hoguera, o iremos a un sofisticada discoteca con chupa de cuero al estilo "fiebre del sábado noche"... haremos meriendas a lo caníbal, o jalaremos caviar Ruso... nos trasladaremos a caballo, o en automóvil de lujo... pero habrá fiesta mientras y donde exista el ser humano. Permanecerá lo esencial: habrá amor y odio... pereza y diligencia... etc... seguirá habiendo atracción mutua entre hombres y mujeres... y, adaptados a la época, también habrá Sanchos y Quijotes. Esto me recuerda con fondo musical la canción de Julio Iglesias: "Unos que vienen / y otros que se van: / La vida sigue igual".
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En Villanueva de Odra, de lunes a viernes, ya no hay niños desde hace tiempo. Toda la población fija supera los 60 años... Pero llegarán los niños a las casas abiertas los fines de semana, aprovechando la nueva moda de hacer coincidir el carnaval con las denominadas vacaciones de primavera... y se vestirán con modernos disfraces, y, en lugar de careta de cartón, llevarán pintura en sus caras... y alguna madre les hará una merendilla... y hasta tendrán tarta de chocolate, en lugar de nuestro revuelto de huevos con escabeche...
¡Chavales, el mundo es vuestro!.
Ésta y su texto, es la felicitación navideña de la Asociación Cultural "El Centro":
"El árbol pirata no es un árbol, es un antiguo galeón con cañones de hierro.
Un día fue un bloque de apartamentos con vistas a la playa, y al siguiente, la carpa de un circo... incluso, una tarde de verano fue un avión de pasajeros en apuros.
El enorme agujero que tiene en medio del tronco, es la entrada a un mundo mágico de los gnomos, que cada vez que te acercas, hace que surja una nueva historia, y comience otro juego.
Dicen de él que siempre fue así: que cuando tu abuelo era joven, él ya era viejo.
Si en Villanueva fuiste niño, entenderás esto que te digo, y estarás de acuerdo conmigo en que el "Árbol Pirata" es un árbol, y todo lo demás.
(Villanueva de Odra, Navidad 2017).
Sí, a mis 63 años, doy fe de que cuando yo era niño, ese árbol y su tronco hueco, ya eran así... Sin embargo eso, no estaba saneado: Precisamente ahí donde estáis sentados, había agua procedente del desagüe del cercano manantial de fuente de la fragua... y hasta había renacuajos de los de verdad, y alguna que otra rana... ¡Acordaos de añadir tales simpáticos fantasmas a vuestras historias!.