54- La llegada de los tractores a Villanueva
Por Miguel-A. Cibrián.

La llegada masiva de los tractores agrícolas a Villanueva de Odra tuvo lugar en la segunda parte de la década de 1960, y los primeros años de la de 1970. Aunque, eso no quita que anteriormente ya hubiera algunos tractores en el pueblo. Incluso, es posible que ya hubiera uno al final de la década de 1950... En cualquier caso, la época citada "llegada masiva", ya fue un obligado planteamiento ante la tesitura de renovase, o morir... bueno algo más suave, aunque implicara la toma de dolorosas decisiones: "o nos modernizamos y compramos un tractor... o emigramos a la ciudad en búsqueda de trabajo".

Villanueva está enclavada en una zona minifundista, donde no existían las grandes propiedades, aunque sí pudiera existir algún caso de mayores heredades, por motivos puramente casuísticos: como ser hijo único: No es lo mismo quedarse con toda la herencia del padre, que repartirla entre 6 u 8 hermanos... lo cual era lo normal, pues las familias eran, por lo general, numerosas. Es decir, aquí no existía el típico rico, o el señorito, de los latifundios... aunque sí existieran contadas personas con un poder económico más saneado, pero tan currantes como los demás.

O sea, comprar un tractor para la inmensa mayoría, en una sociedad que estaba saliendo del autoconsumo, era un arduo problema empresarial: Había que ir al banco y sacar un préstamo, llevando fiadores que avalaran la cantidad prestada con sus propiedades... saber que en 5 o 6 años su tractor ya no valdría para nada, y necesitarían comprar otro... y arrendar más fincas, porque las empleadas con sus yuntas eran una nimiedad disponiendo de un tractor...

En fin, se promovieron minicooperativas para acceder a la compra del tractor, de dos, o más agricultores, familiares, o no. Fue una medida transitoria, puesto que casi todas estas minicooperativas acabaron disolviéndose en muy poco tiempo... Otro recurso transitorio fue la compra de tractores de segunda mano, los cuales ya estaban acabados: solamente valían para un año, o dos, como mucho. Todo esto lo explicaban desde el organismo gubernamental 'Extensión Agraria'... Y es necesario decir, porque eso no se decía, que la industria tractoril nacional de aquellos tiempos, si no fue un timo, por lo menos tuvo una calidad malísima... inaceptable se diría hoy... los tractores nacionales parecían hechos adrede para acabarse pronto, y vender uno nuevo.

Tiempos difíciles para los agricultores: Y si todo salió adelante, fue debido al infinito espíritu de trabajo y de mesura gastando reinante en la época... No conozco a ningún labrador de aquellos tiempos que se fuera de vacaciones, o se excediera siquiera en gastos de ropa: Le bastaba una boina seminueva para los días de fiesta, y otra igual para los días de semana, pero tan raída, que en lugar de ser negra, ya era gris.

Por otra parte, como dije en un artículo anterior: "La aparición de los tractores en nuestro mundo rural, apenas había cambiado nada en la tareas de la recolección. Los procesos de segar, trillar, y beldar, seguían siendo los mismos. En cuanto a la trilla, la diferencia era que antes una pareja de vacas, o mulas, arrastraba un sólo trillo.. y un tractor una trailera de 4. ... ... Si el lector/a fuera un poco perspicaz, se daría cuenta de que las proporciones de trabajo no cuadran. Y así es, efectivamente. El tractor, visto a nivel personal, no evitaba trabajo: La demanda de mano de obra en la ciudad, facilitó la emigración rural en busca de mejores oportunidades. Quienes se quedaron, arrendaron las fincas de quienes se fueron. Y, si como hemos dicho, los procesos de recolección eran los mismos, había que hacer esfuerzos casi sobrehumanos... para realizar trabajos que antes hacían entre 4, o 6 personas... y todo para sacar adelante los préstamos de la compra de los tractores agrícolas... que, en teoría, iban a evitar trabajo. ¡Paradojas de la vida!".

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El objetivo de este capítulo es rememorar una época en el pueblo y a los renacuajos protagonistas de ella, pero sin entrar en el aspecto socioeconómico individual. Por ello, salvo la excepción de los primeros tractores, sirviendo de ejemplos, no entraré en detalles sobre quienes formaron minicoperativas, o quienes compraron tractores usados... Se intentara mencionar a todos los renacuajos protagonistas de la época... pero nadie haga recuento, porque, aparte de durar muy poco, pudiendo tener una misma persona varias marcas de tractores, un mismo tractor puede estar asignado a varias personas.

Antes de comenzar, advierto que todas las personas citadas en este capítulo como propietarias de maquinaria agrícolas han fallecido (a la fecha de este escrito: 14/1/2018), excepto Crescencio, Antonio, y Santiago Gómez.

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Primeros tractores en Villanueva:

En realidad, el primer tractor no sé si existió, o solamente es producto de mi imaginación infantil. No recuerdo nada de él... creo que era de color verde, pero ni siquiera me atrevo a asegurarlo. Era propiedad de Carmina y Vale. La propietaria de las fincas, heredadas de su padre, era ella, pero el gestor era él... De Vale se dice que cambiaba fincas, como los niños cromos, sin importarle si ganaba, o perdía, y que algunos le engañaban... Bueno... de tonto no tenía ni un pelo, aunque fuera calvo: las fincas eran muy pequeñas: unidades para labrarlas con yuntas... y él necesitaba ampliarlas con otras contiguas para labrar con su tractor.

Carmina y Vale no vivían en Villanueva, sino en Burgos, donde tenían otros negocios (creo que una fábrica en Villalonquejar... aunque esos negocios, al contrario que las fincas de Villanueva, sí fueran de él)... Los encargados de la labranza (empleados fijos... había otros eventuales) eran Eusebio y Gabina, matrimonio procedente de Tovar. Éstos tenían dos niños de mi edad: Gabino y Julián... y una niña, llamada Lola.

Carmina y Vale lo vendieron todo hacia el año 1960. Probablemente, planeaban invertir el dinero de la venta en sus negocios en Burgos. Las fincas, de forma individual, se vendieron por el método de pública subasta... por lo cual, la propiedad quedó totalmente repartida entre renacuajos: cada cual tuvo la oportunidad de comprar cuanto pudo... Lamentablemente, a continuación de la venta, Vale falleció en accidente de tráfico: La vida no atiende a planes humanos...

Pública-subasta:

La "pública-subasta" era el método más recurrido en la compra y venta de tierras. La subasta, previo anuncio indicando fecha y describiendo la o las fincas a subastar, tenía lugar en la "Casa del Ayuntamiento" después de la Santa Misa el domingo anunciado. Reunidos los posibles licitadores y curiosos, se detallaba la finca, su situación (término), la "cabida" (superficie), todos sus linderos o surqueros, y si estaba libre de "cargas" o de arrendamientos. Si no había impedimentos ni alegaciones en contra, se procedía a la subasta.

La finca salía a la venta con un precio inicial impuesto por el vendedor. La primera puja ofreciendo dicha cantidad se llamaba "cubrir". Si no era cubierta la tasa, el vendedor podía rebajarla para una segunda vuelta, o se pasaba a la siguiente finca, si la había.
br> Una vez cubierta, venían nuevas ofertas, el pregonero decía: "A la una..., a las dos...". Cada puja mayor anulaba la anterior y cuando ya nadie ofrecía más: "... A las tres, adjudicada a Fulano en tanto (el importe)".

Tractor Hanomag Barreiros... Fotografía extraída de Internet

A continuación, Vicente compró un 'Hanomag Barreiros' (creo que era de segunda mano).

Tractor Lanz... Fotografía extraída de Internet

Aquilino compró un 'Land' nuevo. Aquilino era un agricultor con buen poder económico, pero lo tuvo poco tiempo: Vendió el tractor a un vecino, Dionisio... luego vendió las fincas ... y se fue con su hijos, con carreras universitarias, a Salamanca. Aquilino ya tenía casi 60 años... ya no era joven para adaptarse a la nueva técnica tractoril... Tampoco lo eran otros agricultores que se vieron ante el dilema de adquirir un tractor, o irse a la ciudad y ponerse a buscar trabajo, sin juventud ni especialidad: Ya no tenían edad ni para lo uno, ni para lo otro... pero tenían hijos adolescentes que les sacaran las castañas del fuego, manejando el tractor, cuando fuera necesario... Era celebre la frase puesta en boca de Aquilino: "¿Qué dice el libro (manual de instrucciones), Marisa?". Marisa era su hija menor, y la única que, además de su madre, vivía en casa.

Tractor Superebro 55... Fotografía extraída de Internet

A continuación tenemos un caso de minicooperativa de tres matrimonios jóvenes: Mauro, Julio, y Santiago Gómez, compraron un 'SuperEbro'. La tal minicooperativa a tres duró sólo un año: Mauro se quedó con el 'SuperEbro', y Julio y Santiago, que eran cuñados, compraron un 'Renault'.

Tractor Ebro 160... Fotografía extraída de Internet

Mi familia, Crecencio y Antonio, compraron un 'Ebro 160' en 1968... Es un caso que no se ajusta a la normalidad de lo explicado anteriormente, pues mi tío (Antonio) regresó al pueblo dejando su empleo en la fábrica 'Michelín' de Clermont Ferranz, en Francia, donde estuvo trabajando año y medio.

Y ya generalizando para no herir susceptibilidades apuntando aspectos socioeconómicos: Víctor tuvo 'Jhon Deere'... Ignacio tuvo 'Barreiros'... 'SuperEbros' tuvieron: Mauro, Julio, Santiago Gómez, Amando, Eusebio, Severino, Luciano, Celestino, y Teodoro... 'Ebros 160, o 155' tuvieron: Crescencio, Antonio, Santiago Barriuso, Mauro, Victorino, Eusebio, Graci, Braulio, e Isidoro... Y 'Lanz', Aquilino, Dionisio, Mauro, Luciano, y Antolín.

Y ya, paro de contar.

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La trilladora:

La trilladora es una máquina estática que cumplía las faenas de trilla y bielda. Por Villanueva pasó sin pena ni gloria. No es que no fuera una máquina innovadora en su tiempo, sino que Villanueva llegaba muy retrasada al uso de maquinaria agrícola... y ya había cosas mejores.

Carmina y Vale tuvieron trilladora, pero, como he dicho lo vendieron todo hacia 1960... Pero, aquí recuerdo una de esas cosa que, por muy niño que se sea, te pone los pelos de punta: Cierto día, ya finalizada la recolección, tocaron las campanas a "quema". Estaba ardiendo el balaguero (gran cantidad de paja larga de la trilladora) de Vale. Inmediatamente, llegaron allí todo los vecinos (hombres, mujeres, y niños) con cubos, y formaron una larga cadena trayendo agua desde el río... espeluznante... ¿Pero qué coño hacían, me pegunto ahora?. Aquello que se quemaba no tenía ningún valor... el incendio no podía controlarlo ni el mejor equipo de bomberos provisto de mangueras... no había riesgo de que el fuego se extendiera a otras propiedades... ¿Entonces...? ¿A qué venía tanto barullo...? Ése el misterio de la solidaridad que siempre había entre vecinos...

Un mes de septiembre muy lluvioso, para acabar de trillar, Mauro, Amando, y Eusebio, compraron una vieja trilladora, lista para el desguace: Y trillar, trillaron... lo que ya no estoy seguro es de que sacaran gran cosa: puesto que las espigas, paras desgranarse, han de estar bien resecas...

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La cosechadora:

No es mi intención hablar de cosechadoras: eso ya pertenecería a la casi actualidad. Únicamente describiré la primera en llegar a Villanueva: Vicente compró una 'Fhar' de segunda mano... de poco más de dos metros de corte... y sin tolva. Es decir, necesitaba dos operarios: uno conduciendo, y otro 4n una plataforma lateral, pendiente del grano que caía directamente en sacos... y cuando éstos se llenaban, los ataba, y arrojaba al suelo.

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Ahora pego uno de mis antiguos escritos:
¿Tropezaré en la misma piedra?:

"En mi adolescencia había un programa educativo en televisión sobre el tema de la conducción y el tráfico, dirigido por Paco Costa y titulado "La segunda oportunidad". En él simulaban, rodándolo, un accidente con coches viejos... luego daban marcha atrás al film como en la moviola de fútbol y los presuntos penaltyes... y luego rodaban de segunda vez la escena desde inicio explicando qué hacer y cómo actuar ante ese mismo peligro para evitar el tortazo... y se evitaba... por supuesto... A mí aquello me llamaba poderosamente la atención y me preguntaba: ¿Y si pudiéramos siempre dar marcha atrás en todos los sucesos de la vida cada vez que quedamos descontentos con el desenlace? ¿Y si siempre hubiera una segunda oportunidad?

Ya por aquel entonces pensaba que aquella magia de la segunda oportunidad para la vida era una estupidez mayúscula, y carecía de sentido en la realidad del camino de vivir. Nos íbamos a equivocar aún más de cuanto ahora nos equivocamos sabiendo que siempre tendríamos una segunda oportunidad para enmendar errores. Es más, nos equivocaríamos incluso adrede, solamente para acumular experiencias.

Aunque parece indudable que difícilmente podremos hallar en nuestro caminar dos piedras iguales. En sentido figurado resulta muy cierto lo de "que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra". Esta teoría podría suceder así porque el ser humano paradójicamente razona, siendo capaz de convertir el más fácil de los posibles razonamientos de tal tropezón en una sinrazón para estar alerta en futuras ocasiones similares. Antes de explicar mi dicho de difícil entendimiento, dejadme aclarar a cuento de qué lo escribo:

Hacia mediados de mes de julio, como una de tantas tardes, estaba trabajando en mi ordenador. Aunque no oí truenos ni vi relámpagos, por el oscurecido cielo visto a través de los cristales de mi ventana pude sospechar que existían. Sin pensar, "pensé" que aquello no iba conmigo y carecía de identidad para detenerme en mis quehaceres. Casi una hora más tarde, recordé que por televisión transmitían el partido de fútbol del Burgos en su promoción de ascenso. Pensé que era una buena oportunidad para descansar cambiando de actividad. Sin cerrar programas ni desconectar de internet, apague el monitor y encendí el televisor.

Al ver la ventana del salón más de frente, pude observar que efectivamente en el exterior estaba relampagueando. En mi subconsciente, mientras veía el fútbol, pasaron a toda velocidad las escenas del chiste narrado en la lista de correos hace días por Javy: El angelito del hombro derecho diciendo: "apaga el ordenador por si acaso se estropea".... y el puto diablillo del hombro izquierdo diciendo: "déjate de apagar... la cosa no es tan grave... así, cuando acabe el partido tendrás todo en marcha con sólo encender el monitor".

¡La puta que lo parió, le hice caso al último bichito! Minutos después, con un estruendo horrible, todo se iba al carajo: ¡La fuente de alimentación y el módem quemados! ¡10 días en paro por avería! ¡Y total no apagando iba aventajar cinco minutos escasos! ¿Aprenderé? ¿Tropezaré otra vez en la misma piedra?.

Antes me expliqué de forma un tanto enrevesada achacando paradójicamente a la capacidad de razonamiento del ser humano su torpeza para sacar conclusiones y en apariencia tropezar con las mismas piedras. Salvo que ya he puesto en duda la existencia en nuestro caminar de dos piedras iguales, tendríamos que preguntarnos si el ser humano es consciente de sus tropiezos en la vida. Yo diría que no. Por una parte tenemos como un instinto de autoprotección que busca culpables si hay necesidad de exculparnos a nosotros mismos. No hay límites, cada cual fabrica y se cree sus propias versiones por más peregrinas que puedan parecer a oídos de un tercero. Por otro lado hay una infinidad de sinos para que cada cual escoja el nombre que quiere ponerlo: mala jugada del azar, designios del destino, voluntad de Dios, etc. Pero, obviamente, está clarísimo: no es posible prevenir un presunto segundo tropezón sin ser consciente del primero.

Curiosamente hay otra forma, mucho más imbécil y de motivos más innobles, de prescindir de esta segunda parte, digamos de la posible influencia al menos en parte del azar. Sin embargo, aquí varía el punto de vista. No se usa para culpar con el fin de disculparse, sino, por el contrario, para acusar con objeto de derribar a otro. Me refiero a cuanto sucede en política y en este "menos malo de los sistemas", llamado democracia. Cada vez que ocurre algo, en lugar de buscar en unión soluciones que satisfagan al ciudadano, se levantan las espadas y se pide cortar cabezas y depurar responsabilidades, que o no existen, o es tan imposible hallarlas como una aguja en un pajar. Total, no pasa de desgastar al rival y una lucha descarada por el poder.

Y se equivoca quien pretenda ver en mis palabras críticas partidistas. ¡Qué palabreja: oposición! Lo peor es que la palabra está tomada al pie de la letra. Quienes ostentan hoy el poder ayer estaban en la oposición, y viceversa... y mañana cambiaran de nuevo. Por tanto, aquí no hay crítica partidista, sino al sistema.

La última caída en España en este aspecto es el accidente en Turquía de un avión donde han perecido 62 soldados que regresaban de misión de paz en Afghanistán. Y la oposición en vez de lamentar las dificultades climáticas del aeropuerto, achaca el incidente al mal estado del avión y va a directamente a lo suyo que es pedir cortar cabezas o depurar responsabilidades, que es lo mismo, con aviesas intenciones, puesto que es obvio que una subcontrata de la OTAN no pueden hallarlas... pero ¡arma ruido que algo queda!.

Y por mi parte lamento el accidente y expreso mi condolencia a los familiares de la víctimas. No obstante, no es lo mismo estar el avión parta el desguace que tener una técnica menos desarrollada que la occidental. Claro que estos chicos de misión de paz merecían lo mejor, pero también todo el mundo (y mira que hablo desde la enfermedad y la minusvalía) nos merecemos lo mejor: mejores carreteras, mejor red ferroviaria, mejores hospitales, mejor atención médica, etc.

A principios de la década de los 60 o últimos de los 50 empezaron a aparecer por estos minifundios de Castilla los primeros tractores. Los primeros fueron importados: Lanz y Fordson... y eran bastante caros. Luego lanzaron tractores españoles: Barreiros y, sobretodo, Motor Ibérica lanzaba sus SuperEbro-55 y, posteriormente, el Ebro-160. Motor Ibérica en los años siguientes llegó prácticamente a casi suponer el 90 % de las ventas de tractores en Castilla y en España.

En 1966 en mi familia compramos un Ebro-160. Costaba 307.291 pts. Antes de que le dé un ataque de risa a nadie por tan ridícula cifra, debe saber qué significaba ese dinero en aquella época y qué suponía para clases sociales recién salidas del autoconsumo... incluso de fabricarse el pan en casa. O sea, que el único e imprescindible medio para adquirir un tractor era ir al banco y llevar un par de vecinos o tres que avalaran el préstamo hipotecando incluso sus propias fincas. Y por eso a menudo, para mejor amortizar el capital, se formaban mini-cooperativas familiares o vecinales.

El Ebro era una mierda de tractor, pienso yo: sin técnica y blandito, pero era asequible en precios, con facilidades de créditos. y rápido para obtener piezas de repuesto desde Barcelona. Era totalmente imposible desde el punto de vista económico tocar una marca de importación... y las había... Deutz por ejemplo, que compraban agricultores con buenos medios económicos.

Cambiamos de tractor en 1973: compramos un Ebro-684. Tenía 6 cilindros y más potencia que el anterior Ebro 160, pero era Ebro al fin y al cabo... y nos salió un hijoputa de marca mayor... Ni por asomo podía competir en calidad con las marcas norteamericanas, inglesas, o alemanas. Era el bastante menor precio la causa del éxito en ventas de esta marca nacional.

Poco después, venían importados unos tractores de los países entonces comunistas de la Europa del éste. Cuando les veías te enamorabas... más volumen... más potencia... menos pecio: Ursus, y Zetor ¡Y un jamón! Resultaron un fiasco: faltos de técnica y calidad y dificultades o lentitud para conseguir piezas de repuesto. Ahí no caímos.

Cosechadora IASA P-3,66 (3,60 metros de corte) ... Fotografía extraída de Internet

Luego compramos la máquina cosechadora, una IASA, en 1975. Más de lo mismo. Era la única marca española en el mercado. Estaba fabricada en Huesca por Industrias Albajar S.A. En técnica y calidad quedaba a años luz de otras marcas importadas (pero también en precio, muy a la baja), como Claas, o Clayson.

En 1977 adquirimos un Ebro-470. Y poco después una empacadora Batlle-262... también nacional... otra vez el mismo cuento... de Gerona... O sea, tropezamos en todas las piedras habidas y por haber.. 

Tractor Jhon Deere 3140... Fotografía extraída de Internet

En 1981 compramos, o compré (estaba a mi nombre), un JonhDeere-3140. Era fabricado en Getafe (Madrid) con técnica y capital de USA. Así es, como lo cuento: ¡supe lo que era la técnica y calidad en un tractor!... pero la vida lo trae así... son cosas de los tiempos y de las posibilidades económicas... yo no reniego de los Ebros ni de la IASA ni de la Batlle.

Por cierto, Motor Ibérica, Industrias Albajar, y Batlle han cerrado, la tres. Hoy no hay tractores ni cosechadoras ni empacadoras de técnicas puramente españolas, aunque la mayoría, a diferencia de antes, se fabrican aquí".