78- Juego de la tuta, y otros juegos
Por Miguel-A. Cibrián.
Siguiendo la línea trazada en el último capítulo refiriéndome a la chana, hoy seguimos otros juegos populares que, por su antigüedad, yo llamaba ancestrales. Ahora vamos con el juego de la tuta que, en menor medida, en Villanueva de Odra también se conocía como tarusa... En realidad, el mismo juego, con pequeñas variantes, tiene distintas denominaciones: variando según las comarcas, o regiones, donde se practique... incluso cambian los nombres de las piezas con que se juega... Parece un juego tan popular que, bajo diferentes nominaciones, es jugado en toda España, incluidas las islas Canarias.
Según parece, aparte de chito, tanga, y otras, tuta sería la denominación burgalesa, mientras que tarusa sería como lo llaman en la provincia de Palencia. Por tanto, llamarlo de ambas formas en Villanueva, resulta del todo congruente: Al fin y al cabo, estamos situados casi a un tiro de piedra del río Pisuerga, línea natural divisoria de ambas provincias... Respecto a los orígenes del juego citados en internet, apuntan "grecorromanos, pero también, árabes, e incluso chinos"... O sea, todo: y nada. O lo uno, o lo otro... Decir, sin romperse la cabeza, que es un juego antiquísimo, hubiera quedado mejor.
Para no soltar tonterías, antes de ponerme a escribir, he intentado recabar información sobre este juego en internet. Y no es que no exista, porque hay muchísima... el problema es que, como dicen en Villanueva: ni Dios se la ata a la faja... Hay varios reglamentos, que no sé quién ni cuándo habrán sido redactados. Existen varias Federaciones, organizando campeonatos... Pero... si, como hemos dicho hay media docena de nombres para denominar el juego, y otros tantos para nombrar las piezas de juego... ¡pues vaya cacao...! Y por regular, regulan hasta las dimensiones del campo de juego. ¿Qué campo...? ¡Si yo siempre he visto jugar en la calle...! O las puntuaciones concedidas a los participantes. ¿Qué puntuaciones...?
En la década de los años 1960, cuando fui niño, los adultos en Villanueva jugaban poco a la tuta: Preferían la chana. No obstante, viendo su gran destreza realizando los lanzamientos, te dabas cuenta de que "lo habían mamado" desde infantes... Los chavales jugábamos más a la tuta. Si bien, yo lo hacía más por compromiso que por ilusión. Cuando se es preataxico, sin serlo, se pasa por torpe. Aparte de la falta de puntería, mis tiros con los doblones no raseaban, como los de los demás: O bien picaban en la tierra, o acababan rodando. Ases de mi edad había: Citaría a Andrés y a Upi.
Tuta, y doblones... Foto extraída de Internet
Descartada la información internetiana, hablaré de memoria, aunque hay algún punto que no consigo recordar con nitidez... En Villanueva, las piezas del juego eran la tuta, o tusa (abreviatura de tarusa), (un tarugo de madera labrada que servía para sostener las apuestas), y dos doblones para los lanzamientos a la tuta desde uno distancia de unos 20 metros, medidos a pasadas. Los doblones eran piezas metálicas de hierro acerado, de forma circular y aplanada.
El dinero de los niños era las cartas (cartones procedentes de las cajas de cerillas). El primer paso era acordar lo que se iba a jugar (es decir las puestas de cada jugador sobre la tuta): Ejemplo, a 10 cartas... y cada cual aportaba sus 10 cartones cada vez que se iniciaba una nueva puesta... Pues sí, como si fuera dinero... a veces hasta se pedía prestado a los compañeros... como el dinero: no se lleva en el bolsillo todo cuanto se tiene... bancos de cartones no había... y cajeros automáticos, tampoco [ :-) ].
El siguiente paso era tirar a una mano (raya marcada en el suelo) para determinar el orden en que iban a lanzar los jugadores: o sea, tal orden lo marcaría la proximidad a la raya del tiro de cada uno. Esta cuestión era importante, pues podía ganarse la apuesta, y tener que volver a poner ante de haber lanzado.
Y comenzaba el juego: Cada jugador disponía de dos lanzamientos seguidos con los doblones (tejos metálicos como se ha dicho) desde una distancia reglamentaria, unas 20 pasadas... Las reglas para ganar consistían en derribar la tuta, y colocar un doblón más cerca del premio que la tusa... Pero, claro, si el doblón golpeaba bien la tuta, podía enviarla lejos, mientras las cartas que estaban encima, aunque desparramadas, por su escaso peso, no se iban tan lejos... Tal derribo del tarugo, se llamaba "hacer una cama", la cual podía ser mayor o menor, según la distancia entre los cartones y la madera.
De lo dicho, se deduce que ambos tiros se realizaban de forma diferente: El primer lanzamiento era fuerte, a derribar la tuta. Aún quedaba otro tiro para cumplir el segundo requisito. Pero, atención, si no se lograba, los dos siguientes lanzamientos con "la cama hecha" corresponderían a otro rival. Por esta razón, los buenos jugadores lanzaban fuerte el primer doblón para derribar, y el segundo, más templado, para cumplir la otra condición de las reglas del juego. Si el primero no dio en el blanco, se podía intentar con el último las dos cosas juntas, sin lanzar fuerte para no arriesgarse a dejar "una cama" grande que diese facilidades al contrario. Bueno, esto eran estrategias de los buenos jugadores... a los malos, como yo, todo nos daba igual [ :-) ].
Cualquier jugador en su turno y con "una cama" hecha, al segundo de sus lanzamientos podía renunciar a ganar y "echarla arriba" (así lo llamaban). Entonces, se volvía a empezar con una "puesta" adicional.
Juego de la tuta en Villanueva de Odra (fiestas patronales de San Pedro del año 2009)... Foto de autor desconocido
Juego de pelota:
Me pasa lo mismo que con la tuta: hay mucha información en internet, pero nada que pudiera servir para este serial... En pelota, en Villanueva, jugaban en la modalidad de "a mano por parejas". Este era el juego preferido por los jóvenes, no sólo solteros, sino también casados. De frontón servía una pared de la torre del campanario. Los jugadores gritaban a su pareja de juego: "¡Mía!..., ¡tuya!..., ¡dala!...". Y se cantaba el tanteo, hasta llegar a los 21 puntos de que constaba la partida. Era un bello espectáculo.
Lo curioso del caso, es que no existían pelotas reglamentarias, sino de elaboración casera: un trozo de goma maciza, forrado de lana... y muy raramente con un forro exterior de cuero... algo durísimo... Por otra parte, el suelo del frontón era de tierra con piedrecitas, y, por tanto, junto a la disformidad de la bola de juego, provocaba que los botes de la pelota no pudieran ser perfectos.
Juego de los bolos:
Según dicen, en Villanueva, por parte de las mujeres, también se jugó a los bolos. Pero esto ya no existía en la década de 1960. Y, como lo desconozco, no puedo hablar de ello... Solamente lo apunto como nota.
Recreación del juego de los bolos en Villanueva durante las fiestas patronales de San Pedro: Palabras de Rebeca Gómez:
"Los bolos los hizo Upi en el pequeño taller de madera que tiene en su nave, pero las bolas, por su forma, son más difíciles de fabricar: Así que tuvimos que ir al club de bolos tradicionales de Burgos a preguntar... y nos indicaron un artesano de Villayerno Morquillas, el cual nos las hizo...
Luego, tuvimos que ir otro par de días a Salazar de Amaya a que las mujeres nos enseñasen a jugar y las normas... porque estábamos un poco perdidos.
Actualmente, este concurso es uno de los que mayor aceptación tiene entre los juegos populares de las fiestas patronales: Ya le vamos cogiendo el truquillo... y está super reñido ahora.
Recreación del juego de los bolos en Villanueva en las fiestas patronales de San Pedro
Juegos de salón:
Entre los juegos de salón, estaban los de cartas: la brisca, el tute, y el julepe, estos tres preferidos por las mujeres, reunidas en ciertas casas privadas.
Los hombres, dentro de la baraja, preferían el "subastao", y el mus (juego de envite muy popular), y fuera de las cartas, al dominó (juego de fichas). El personal masculino tenía, casi siempre, el lugar de juego en la cantina.
Tanto en hombres, como en mujeres, jugando a la baraja, he visto mentes privilegiadas, capaces, de hablar, divertirse, controlar las cartas y jugadas, y llevar la contabilidad del tanteo... todo a la vez... ¡Como si tuvieran una computadora en la cabeza!.
Juegos de niños:
Hablar de juegos de niños es una tarea complicada: Se pueden quedar la mitad en el tintero, puesto que mi infancia ya queda muy lejana... Se ofrecen envueltos juegos y juguetes, de niños y de niñas, para hacer más fluida la descripción:
Entre los artículos de fábrica para jugar, que podían comprarte un día en un mercado, o feria, estaban una pelota, un trompo, o una muñeca de cartón... Otras veces, los juguetes podían ser caseros, y la moña (muñeca) entonces era de trapo, también podían hacerte una pala de madera para jugar a la pelota, guardarte unas tabas de los huesos de pata de oveja, un "tirabique" (tirachinas), prepararte una comba para saltar, o un arillo con una bonita agarradera de madera de saúco... El número de juguetes no era amplio, pero, por contra, esta carencia quedaba de sobra compensada por una imaginación desbordante en el niño, que moviendo sus infinitos recursos, hacía rico un juego marcado por la pobreza de objetos.
Entre los juegos que se desarrollaban, además de cuantos se pueden realizar con los anteriores objetos, citaremos: "La ruleta" (juego, a la pata coja, moviendo una tejilla sobre un dibujo en la tierra... este juego tenía varios, nombres según comarcas, o regiones, y los trazados también variaban). "El castro", también llamado tres en raya... "Los corros"... "La cancha". "Las cartas" (juego con tapas de cajas de cerillas)... Las canicas... Las tabas... "A matar" (sin matar a nadie... juego de puntería entre dos, persiguiéndonos con una tejilla o "soleta" (trozo de suela de zapato) ambas redondas)... El escondite... "El marro" (igual que el escondite, pero por equipos... también este último juego tiene diferentes nombres y modalidades)... Y muchos otros... entre ellos, el fútbol.
¡Ah, el fútbol!, sin campo, para jugar bastaban las calles, o las eras... sin porterías, ya las marcarían unas piedras... hasta si fuera necesario, sin balón, ya buscaríamos un bote de hojalata para poder patearlo.
A veces, agarrábamos a otro compañero por detrás y ya teníamos un precioso caballo, juntos -trotábamos- y -galopábamos-, más divertido y vivo que los de cartón o madera, tanto que el jodido caballo se paraba a discutir si el camino era por la derecha o por la izquierda.
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Seguidamente, en relación con los juegos infantiles de las décadas de 1960 y 70, enlazo con una presentación PowerPoint de mi colección de esta clase de archivos. Ésta, en concreto, consta de 26 diapositivas a toda pantalla y a todo color. El título es "Tal como éramos".
Para acceder, pinchar en: https://www.slideshare.net/MiguelCibrinDehesa/5-j-antes-103964464
Texto del PowerPoint:
1. “Tal como éramos” Miguel-A. Versión dedicada a Jesús Marcos del Río, amigo de adolescencia. 6-Abril-2007.
2. Lo de “cualquier tiempo pasado fue mejor” se cae por su propio peso. Ahí esta el progreso de la humanidad para desmentirlo. Cierto que progresamos de manera desigual e injusta, y dejando facturas en el deterioro del planeta. Lo de “cualquier tiempo pasado fue mejor” no deja de ser un simple parecer concedido por la nostalgia. Así, mirando hacia atrás desde la perspectiva del recuerdo, vemos una época mágica e ilusionante en la cual éramos capaces de ver maravillas hasta detrás de las piedras... y el contraste es que lo miramos desde nuestra propia decadencia, en la cual tomaríamos cualquier maravilla por una simple piedra.
3. Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando... cuán presto se va el placer, cómo después de acordado da dolor, cómo, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor. (Jorge Manrique).
4. Para quienes hemos nacido hace algunos años, la verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir. Fuimos la generación de la espera: nos pasamos nuestra infancia y juventud esperando. Teníamos que esperar "dos horas de digestión" para no morirnos en el agua -?-.
5. Nos dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la comunión. ¡Mirando atrás, es difícil creer que aún estemos vivos!.
6. Montábamos en bici sin casco. No tuvimos puertas, armarios, o frascos de medicinas con tapa a prueba de niños. Ni siquiera íbamos a consultas médicas, salvo cuestiones de urgencia.
7. Nos subíamos a los árboles. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. Jugábamos a ver quien era el más bestia. Nos rompíamos los huesos y los dientes... y no pasaba nada. ¡No había ninguna ley para castigar a los culpables!.
8. Salíamos de casa por la mañana. Jugábamos todo el día. Y sólo volvíamos al hogar cuando se encendían las luces de la calle. Nadie podía localizarnos. ¡No había móviles!.
9. Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo... ¡No en un chat, como ahora, diciendo tonterías!.
10. Quedábamos con los amigos, y salíamos. O ni siquiera quedábamos. Salíamos a la calle, y allí nos encontrábamos, y jugábamos a la pelota, a las chapas, al escondite, a pillar, al rescate, a las tabas... en fin, tecnología punta.
11. En los juegos escolares, no todos participaban en los equipos, y los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Tuvimos peleas, y nos "esmorramos" unos a otros, pero aprendimos a convivir, y a superar las diferencias.
12. Tuvimos una enciclopedia para todas las asignaturas. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros, y repetían curso... ¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!.
13. ¡Ésta era nuestra paleta “de 16 bits”!.
14. Comíamos dulces, pero no éramos obesos. Si acaso, alguno era gordo, y punto. Compartimos botellas de refrescos, o lo que se pudiera beber... y nadie se contagió de nada. Leíamos tebeos y cuentos... ¡y no los videojuegos de ahora!. El Capitán Trueno.
15. Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos, incluso, chupaban el grifo, o del caño de la fuente. ¡Y no nos contagiábamos por ello!.
16. Coleccionábamos imágenes de vida y color, y del campeonato de fútbol...
17. Veíamos la televisión en blanco y negro.
18. ¡Los famosos Picapiedra!. “¡¡¡Wilmaaaaaaaa, ábreme la puertaaaa!!!”.
19. ¡Cómo llorábamos con este pobre hombre!.
20. ¿Y qué decir de los cromos...?. ¿Igualitos que los Manga’s actuales...?.
21. Usamos lápiz y goma de borrar... mucho más que bolígrafos. Y escribíamos en cuadernos de grapas, o libretas de muelle.
22. Hicimos algunas trapisondas. ¡Pero no nos libramos del correspondiente castigo!.
23. ¡El mejor videojuego!.
24. ¿Alguien se acuerda del nombre de esta serie?. ¿Y del nombre de los osos?.
25. Íbamos a veces a la playa, y pasábamos horas sin crema de protección solar ISDIN 15. Nunca tuvimos clases de vela, de paddle, o de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena.
26. Nos abríamos la cabeza jugando a la guerra con piedras y palos. Y no pasaba nada. ¡Era cosa de niños! Se curaban con mercromina y unos puntos. ¡No había nadie a quién culpar... sólo a nosotros mismos!. ¡Estas espadas de plástico eran una auténtica mariconada donde estuvieran los palos!.
27. Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad... y aprendimos a crecer con todo ello. ¡No te extrañe que ahora los niños salgan gilipollas!. Si tú eres de los de antes... ¡enhorabuena!. Pasa este archivo “.pps” a otros que, como tú, tuvieron la suerte de crecer como niños. A lo mejor, todavía estamos a tiempo de que nuestros hijos crezcan también como auténticos niños.